Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 8 de noviembre de 2014

SOBRE LA RELEVANCIA Y LA VALIDEZ.

Relevancia que don Mariano Rajoy niega al cachondeo separatista previsto para mañana:  "Ni es un referéndum ni una consulta y no produce efecto alguno", ha asegurado, según dice El País.

Quizá por eso, la Fiscalía investiga si la cesión de lugares públicos para el 9-N es delito -dícelo también El País-, y hace unos días el mismo periódico afirmaba que Mas continúa al frente del 9-N pero delega su ejecución en los voluntarios.

El putiferio -dicen- no tiene garantías democráticas; no hay un censo serio; no hay control que impida dobles, triples, cuádruples votaciones del mismo energúmeno; ha habido publicidad institucional -y en ocasiones obligatoria para los medios de comunicación privados-, sin permitir publicidad de los contrarios al despiporre separatista. Eso y muchas más cosas dicen, y tienen toda la razón.

En fin, que nadie se lo toma en serio, empezando por el promotor y el responsable legal -si hubiera alguien dispuesto a cumplir la ley, quiero decir- y terminando por el marmolillo pepero clavado en La Moncloa.

La consulta, seudoreferendum, proceso, proleches, no tiene relevancia ni va a producir efecto alguno. Perfecto. Tampoco las elecciones municipales de abril del 31 tenían mayor relevancia que la de elegir concejales, y ya se vio.

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