Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 30 de junio de 2009

SOBRE EL AYUNTAMIENTO DE MADRID.



Que -por mucho que la etiqueta, la cortesía, o los decretos, digan lo contrario- no es Excelentísimo ni por el forro, de la misma forma que no lo son sus ediles, y ni se acerca el tarado del alcalde.
Ayuntamiento -o ajuntamiento, por mejor calificar- que se permitió ayer la heroicidad de retirar -a propuesta de IU, esto es, izquierda (h)undida, que tiene que justificar sus lustrosos sueldos con algo, y con el voto favorable de PSOE y PP- los títulos de Alcalde Honorario, Hijo Adoptivo y medallas de Oro y de Honor a Franco. Al Excelentísimo Señor D. Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo de los Ejércitos y Caudillo de España por la Gracia de Dios, para lo que gusten mandar.
IhU, evidentemente, es un dinosaurio; es una recua de trogloditas que -a más de desconocer la caída del Muro de Berlín, consecuencia normal de su feroz incultura- viven mirándose los complejos de su ombligo. Ya lo dijo Longanessi: no tienen ideas, sino antipatías. Y para qué se van a molestar en ponerle las peras a cuarto al alcalde Gay-ardón por minucias como el cochecito de medio millón de euros, cuando pueden luchar contra Franco.
Los Pesoístas son una turba incivilizada, que no tiene siquiera antipatías, sino tópicos. Y además, debe joderles sobremanera que el régimen de Franco fuera infinitamente más social que este invento marxista-chavezista-zapaterista. Los socialistas son una plaga, tienen un concepto puramente patrimonial del Estado que usurpan y confunden con el partido y su santa voluntad de cabrones. Y, desde luego, es mucho más cómodo luchar contra Franco -sobre todo ahora que el puñetero Garzón ha descubierto que falleció- que ocuparse en asuntos como el paro, la corrupción de su Chaves, de su Sáinz al que el CNI hasta le ha pagado los impuestos, de sus rojos Bermejos, de sus rojos garzones, de sus alcaldes a quienes no les importa la subida de impuestos de la gasolina porque ellos tienen coche oficial. No; mejor contra Franco, que se vive de perlas.
Y los peperos... ¿qué decir de los peperos? ¿Qué decir de este Gay-ardón que no tiene otra función en esta vida pública que la de ser la mosca cojonera del PP, la ambición hecha cretino y tontolaba oceánico, según puede quien guste comprobar en este enlace?
Pues de los peperos se puede decir que no les vale la frase precitada de Longanessi. Porque los peperos no tienen antipatías, sino cobardías. Son cobardes, son fanáticos de la mediocridad, del malminorismo; son tahúres acomplejados, sinvergüenzas cómodos, charlatanes falsarios, componentistas patológicos.
Y son, obviamente, traidores. Traidores a las ideas que propalan en campaña electoral; a los hooligans que les votan, a los papanatas que les encumbran, a los necios que los siguen.
Son cobardes y ladinos hasta cuando pretenden ser decentes, como esos dos concejales peperos -Fernando Martínez Vidal e Iñigo Henríquez de Luna- que a la hora de votar se ausentaron para no dar su conformidad. ¡Con lo fácil que resulta decir NO, y poderse mirar al espejo a la hora de afeitarse!
En fin, que todos, de la manita como parvulitos asustadizos han retirado a Franco los presuntos honores que en su día le concediera el -entonces, si, Excelentísimo- Ayuntamiento de Madrid. Un ajuntamiento que surte de píldoras abortivas a sus golfas predilectas; que sufraga mascaradas de titiriteros cabrones, como el difunto Rubianes; que roba a multa armada y a impuesto descalzonado a los desesperados conductores; que hipoteca el futuro de generaciones de madrileños con proyectos como la Playa de Madrid, que es para descojonarse vivo; pues bien, este ajuntamiento de Gay-ardón, que subvenciona la mariconada anual del despiporre sodomita, ya no tiene como Alcalde Honorario e Hijo Adoptivo a Francisco Franco.
¡Gracias a Dios!

SOBRE LAS JUBILACIONES.

Que la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS) pide que se produzcan a los 70 años para -dicen- favorecer el mantenimiento de las pensiones.
 
De cosas como reducir sus enormes beneficios; de autodespedirse por su penosa gestión; de atender a los fines sociales que las fundamentan estatutariamente; de dedicarse a lo que deben, en vez de a trapichear con los dineros ajenos, no dicen nada.
 
Por otra parte, es indudablemente cierto que si ponemos la edad de jubilación en 70 años, las pensiones se mantendrán mejor. Y si la ponemos a los 100 años, será la releche.

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