Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 2 de febrero de 2010

SOBRE EL DESLIZ DE DOÑA ESPE.

El ya archifamoso de referirse a un ente desconocido, si bien bastante localizable, como "el hijo de puta" al que le habían conseguido quitar un consejero de Cajamadrid.
No soy quien para aventurar suposiciones sobre el interfecto, aunque candidatos hay a montones, y menos aún soy quien para llevarle la contraria a doña Esperanza, que sus motivos tendrá.
Lo que si soy quien, es para afirmar que los socialistas no son los llamados a arrojar piedras, porque aún recordamos muchos cómo el señor Bono decía que "... los del propio partido que son unos hijos de puta".
Lo mejor va a ser mostrarse de acuerdo con ambos, para evitar desagradables discusiones.

Publicidad: