Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 5 de mayo de 2010

SOBRE APAGAR LA TELE.

Que es la recomedación de don Sergio Ramos para quien no le guste cómo juega el Real Madrid.
Vayamos por partes, don Sergio. No conozco su edad exacta, pero le supongo menor de la treintena o rondándola; lo cual significa que le saco -año más o menos- dos décadas de madridismo, caso de que usted lo fuera antes de fichar por el club, y lo vaya a ser después de terminar contrato.
No soy socio del Real Madrid, ni abonado. Ni siquiera voy al campo. Y aún así, soy uno de los que pagan su sueldo. Si, señor Ramos; tranquilícese, que se lo explico.
Usted -y todos los demás jugadores de futbol de primera división- cobran unos sueldos determinados. No voy a entrar a discutir si son pequeños o grandes pero, en todo caso, son los que ustedes han firmado percibir. Los clubes les pagan estos sueldos en función de los ingresos que obtienen y, como usted muy bien podrá maginar, la pasta gansa no llega de la venta de entradas, sino de la publicidad y de los derechos de televisión.
He aquí por donde resulta que yo le pago a usted una parte -ínfima, desde luego; pero una parte- de su sueldo. Le pago una parte cuando compro un encendedor o un cenicero del club; le paga una parte quien compra camisetas del club -que no es mi caso, pero hay millones-; y le pago una parte cuando sintonizo la emisora que le televisa a usted, señor Ramos. Porque si unos cuantos millones dejamos de sintonizar esa emisora, los anunciantes que pagan auténticas burradas por colocar su rollo en torno al partido, verán que disminuye la cuota de pantalla, y pagarán menos; y usted cobrará menos, señor Ramos.
De forma que, señor Ramos, si siguiéramos su consejo y apagáramos la televisión cuando no nos guste el juego del Madrid, ya les pondrían a ustedes las pilas el club, y acaso dejaran de pasearse soporíferamente por el césped, que más parece que estén haciendo la digestión de una comida pesada con un tranquilo paseo, que jugando al fútbol.

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