Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 17 de enero de 2011

SOBRE UNAS PRECISIONES.

Precisiones al artículo de mi camarada Eloy en su blog Desde mi trinchera -réplica virtual de su sección de EJE, como lo es ésta Mi libre opinión-, cuya lectura recomiendo, como es lógico y obligado por dos motivos: porque es camarada, y porque lleva razón.
Las precisiones vienen a cuento de advertir a quien lo haya menester -esto es, a meapilas bienpensantes y bienpiensantes (que ni es errata ni es lo mismo); a soplagaitas de campanillas o sin graduación, a analfabetos politicorrectos y a idiotas con pedigrí- que lo que Eloy dice es lo que muchos pensamos, y que hay quien lo ha dicho en libros perfectamente legales y que están en las bibliotecas. Absténganse, por tanto, delatores, chivatos, soplones, rojos y demás ralea, de acusar de nada.
Otra precisión es que el Excelentísimo señor don Jaime Milans del Bosch sólo fue excarcelado tras haber cumplido sobradamente los 70 años, edad máxima para la permanencia en prisión según la costumbre española. Y sólo tras muchos intentos de sus abogados, no diré que contra la opinión de don Jaime, pero sí sin ningún esfuerzo por su parte.
También diré, ya que la ocasión se me presenta, que aunque Eloy probablemente no lo recuerde -porque sus ocupaciones en la Junta Provincial de Madrid eran suficientes como para estar también al corriente de algunos intríngulis, y bastante hacía con tener siempre a punto sus secciones-, desde EJE mantuve -como director- una brevísima correspondencia con el Teniente General Milans del Bosch -mejor dicho, le escribí tres o cuatro veces y me respondió, cuando hubo necesidad, con un tarjetón dándonos ánimos y felicitándonos por el trabajo que hacíamos-, en la que se mostró como un auténtico caballero, un verdadero señor y un hombre de honor.
En fin, vaya este comentario de recuerdo y homenaje a don Jaime Milans del Bosch, y la precisión anterior a soplones, chivatos, rojos y giliflautas.

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