Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 7 de julio de 2010

SOBRE EL ANUNCIO DE DOÑA BIBIANA.

Que -véase La Gaceta- ha advertido con adoptar medidas jurídicas si no se acata la nueva norma, en referencia a la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo; o sea, y para entendernos: la ley del aborto a caño libre.
Y añadió: Esperamos que se rectifique y desde luego, pondremos en marcha todos los mecanismos jurídicos en el caso de que no sea del modo en que esperamos para hacer efectivo el cumplimiento de la ley.
Lo cual me llena de esperanza, a la espera de que doña Bibiana tome idénticas medidas -y con similar aplomo, no sólo retórico- a la hora de hacer cumplir otras leyes.
Por ejemplo, el artículo 20, apartado 1, de la Constitución. Si, ese mismo que figura en mi cabecera, pero que no me permite decir lo que pienso sobre determinada compañera de partido de doña Bibiana, que fomenta en Cataluña la perversión de menores (protegidos por ese mismo artículo, apartado 4), y para explicarme tengo que recurrir a la opinión expresada por el señor Bono. Ya saben: aquello de que los del propio partido son unos hijos de puta.
O el artículo 3 de la Constitución, aquello de que el castellano es la lengua oficial y todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. O aquello de que (artículo 8) el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.
O eso, tan gracioso, -artículo 14- de que los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, que a los que somos españoles -nacimiento-, blancos -raza-; hombres o mujeres -sexo-; católicos -religión-; y nacionalsindicalistas -opinión-, ya nos gustaría que fuera verdad.
O el artículo 15 -todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra-, cuyo cumplimiento tanto agradecerían los seres vivos -y humanos, Bibiana, humanos- que pierden la vida y la integridad física cuando son sometidos a tortura en el vientre de sus madres.
O el artículo 19 -los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional- que tanta ilusión le haría, por ejemplo, a los rehenes de los huelguistas salvajes del metro.
En fin, doña Bibiana, aunque hay muchas, muchísimas más leyes que a todos nos gustaría que se cumplieran, con que empiece usted por esto ya nos dábamos por satisfechos.

SOBRE LA EXIMENTE Y LA CULPABILIDAD.

Eximente de rasgos antisociales graves, que el abogado defensor del cabecilla de la banda de violadores del parque del Oeste pide que se considere para soltar a su defendido.
Defendido, criaturita, que rebuznó ante la Audiencia Provincial ayer -lo cuenta ADN, edición papel, pág, 3- que sólo me puede juzgar Dios.
Y defendido que está acusado de seis robos con intimidación y de cuatro violaciones, siendo dos de sus víctimas eran vírgenes lo cual -a mi modo de ver y sin justificar en absoluto las otras-, supone un mayor grado de perversidad y aberración por parte de ese degenerado.
Supongo que el abogado defensor cumple su labor. No entiendo que un ser humano llegue a la abyección absoluta de -por mucho que sea su oficio- procurar la libertad de un hijoputa, precisamente por serlo. Y lo que menos entiendo, es la aberración de que unos rasgos antisociales graves sean una eximente. Porque si esto es una eximente, el culpable no es sólo el cabrón violador, sino los legisladores que le facilitan la salida a la calle a estos desechos de la sociedad.
Desechos cuyo orígen extranjero sigue ocultando parte de la prensa, no sea que nos llamen xenófobos por decir que un inmigrante es violador y ladrón, pobrecito; ocultación de la cual me alegraría si sirviese para aplicarle una legislación también de orígen extranjero y se le condenara a la pena correspondiente en la escala islámica.
Hace poco, el imán de la mezquita Al Madina de Alcalá de Henares afirmaba que cortar la mano del ladrón impedía nuevos delitos de esa índole y servía de ejemplo. No parece que haya sido entrullado, luego la aseveración debe ser acorde con nuestro ordenamiento jurídico, en vista de lo cual propongo que al violador extranjero -no por extranjero, sino, obviamente, por violador; pero lo uno no quita lo otro- se le corte el instrumento del delito.
Pero nada de castración química ni mariconadas. Al estilo que -dicen las crónicas- se usaba en tiempos remotos para castrar a los perros: con dos piedras.
Y retransmitido en directo por televisión, para justicia y escarmiento.

SOBRE LA APOSTASÍA MUNICIPAL.

Porque el ayuntamiento -comunista- de Rivas-Vaciamadrid sigue empeñado en tocar los insonoros con lo de lograr que a la gente bautizada se la borre a petición propia de los libros parroquiales correspondientes, a pesar de existir una sentencia del Tribunal Supremo que declara que esos libros no tienen el carácter de ficheros, sino que son una especie de archivo histórico.
Tan es así, que hasta la sistematización de los Registros Civiles, los libros parroquiales eran la única fuente de documentación fiable, y de ello dará fe cualquier historiador.
Porque -aunque ya se que es pedir demasiado que unos comunistas lo entiendan- los libros de bautismo no se usan para enviar correspondencia, ni pedir cuotas, ni mandar facturas. Los libros de bautismo recogen -simple y llanamente- un hecho que ocurrió. Y los hechos que han ocurrido son inmutables, pese a que los comunistas intentan frecuentemente borrarlos.

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