Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 17 de febrero de 2015

SOBRE EL PAJARITO MADURO.

Porque es el pajarito del difunto Chávez el que permite que un gilipollas como Nicolás Maduro sea Presidente de Venezuela.

Y no contento con ser gilipollas, con ser un cenutrio, un zopenco, un imbécil con máster y un canalla cum laude, va el heredero del gorila y ordena -como solía su cabronil predecesor- en una emisión televisiva obligatoria para todas las cadenas, celebrar en Madrid, del 1 al 3 de marzo próximos, lo que llamó Expo Venezuela, una exhibición de “los logros sociales” del chavismo pensada para el público español con el fin de “demoler en vivo y en directo las mentiras allá de la derecha franquista”

Los logros del gorila Chávez y del macaco Maduro son conocidos en todo el mundo, salvo en Venezuela, donde el pueblo vive en la miseria, con la mayor inflación del mundo confesada por el propio Gobierno venezolano. Donde el pueblo malvive haciendo colas interminables para poder adquirir -cuando por casualidad se encuentra- papel higiénico, azúcar o leche; donde los periódicos ni siquiera disponen de papel; donde las importaciones de comida -¡de comida!, en un país como Venezuela- se pudren en los contenedores del puerto porque la administración es incapaz de poner orden en las descargas; donde los millones de dólares del petróleo se van en regalos a los amiguetes -fideles, evos y otros malandrines, con y sin coleta-; en pagar a precio de oro supuestos estudios de profesorcetes antediluvianos; en las fincas de supermegalujo para los dirigentes; en la exportación de revoluciones chabacanas, como de matones de patio de colegio.

Y este hijoputa -que no es insulto, señor fiscal, sino definición- se permite hablar de franquismo. Y se permite hablar de franquismo asociándolo a la derecha, lo cual demuestra su incultura, su necedad, su idiotez y su cortedad intelectual -sólo comparable a la de su predecesor-, y su evidente intento de exportarnos el marxismo bananero chavista, comprando voluntades, votos y partidos.

Sin embargo, el intento del pajarito Maduro de identificar la derecha pepera -que no es sólo la derecha, porque no hay partido ni periódico serio en España que no ponga a los mequetrefes chavistas ante la realidad del su rotundo fracaso- con el franquismo, demuestra dos cosas.

Primera, que los tópicos y los estereotipos del marxismo -sea stalinista o castrista o chavista- siguen siendo los mismos de hace un siglo. Pero al menos, Stalin tuvo cierta decencia al sacar de paseo el fantasma de la madrecita Rusia -que los suyos habían asesinado-, en tanto que Nicolasillo no es capaz de sacar a relucir mas que los genocidas etarras que cobija y el pajarito de Chávez.

Segunda, que Franco fue alguien tan grande, que hasta los simios extranjeros siguen viviendo cojonudamente contra él.

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