Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 22 de abril de 2009

SOBRE UN AVISO.

El que me llega por correo electrónico, y que transcribo directamente por lo que pueda valer:
.
* * * * *
.
Con motivo de la Campaña Publicitaria que ha comenzado la Conferencia Episcopal a favor de la vida y en contra de la nueva ley del aborto, el influyente y polémico programa "La Noria", de Telecinco, ha lanzado una encuesta -que se debatirá en su próximo programa- sobre si el Gobierno debe o no tener en cuenta la opinión de la Iglesia. El fin de la encuesta es simple: que la gente diga que no, para arremeter contra la Iglesia, como hace cada vez que trata un tema relacionado con ella.
Os envío el link, por si creéis conveniente participar en la encuesta. Es muy fácil: simplemente es escoger la opción . Tardas dos segundos.
Participa en la encuesta y reenvía este correo.
Entre todos podemos dar un mazazo a este tipo de programas que lo único que hacen es desprestigiar la labor de la Iglesia , con unos contertulios posicionados radicalmente en contra de ella, con un moderador que para nada es neutral, y con un equipo detrás de las cámaras que pone a aplaudir al público cuendo se dice algo en contra de la Iglesia.
Y si no te lo crees, pon el programa y lo verás.
.
.
* * * * *
.
Y también, para poner mi granito de arena, aquí les dejo el enlace a un PPS que me llegó hace unos días y que no tiene desperdicio.

SOBRE EL PREMIO.

El premio Vizcaíno Casas, que tengo el honor de haber recibido del blog Rafa España, y que en la columna de al lado ya tienen ustedes engalanándola.
 
Esto de los premios me avergüenza un poco, pues no dejo de reconocer que se deben más que a los méritos al afecto y la buena disposición de quien los propone u otorga. Aún así, mentiría si no reconociese que me halagan y estimulan, como no podía ser menos, y suponen un acicate a la vanidad. Vanidad mínima, la justa para -como decía el gran maestro Rafael García Serrano- pensar que a alguien le importa lo que escribo.
 
Me conmueve doblemente este premio, porque Fernando Vizcaíno Casas fue un referente esencial de la literatura del último cuarto del siglo pasado. Hombre que nunca tuvo relevancia política en el llamado -entonces- anterior régimen, se convirtió en baluarte humorístico, jocoso -el ánimus jocandi que, como buen letrado, siempre avisaba contra probables pataletas- de una gran parte de la opinión pública.
 
Ni fue escritor político, ni quiso participar en más política que la inherente a la condición de ciudadano: pensar, criticar, proponer, decir sus verdades argumentadas con el mejor razonamiento de la ironía: el humor. Pero también con buena documentación -su ¡Viva Franco! (con perdón) es impagable en este sentido- que rebate sin lugar a dudas los topicazos y chinchines que entonces afloraban y hoy señorean entre los papanatas necios.
 
En fin, y sin más vueltas: que muchas gracias por este premio Vizcaíno Casas.

Publicidad: