Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 30 de septiembre de 2014

SOBRE LA DETERMINACIÓN DE LOS CATALANISTAS.

Que no es otra que sostenella y no enmendalla, cosa normal cuando se trata de zopencos berroqueños, capaces de tirarse por un precipicio por bocazas.

Evidentemente, por más que Rajoy siga en Babia, a Mas no le queda otra que seguir montado en su burro. Si retrocede, se lo comen las mismas masas guarroizquierdosas que ha amamantado con nuestro dinero. El que no se llevó Pujol, quiero decir.

Evidentemente, los que no son separatistas pero sí son malminoristas acojonados, se apuntan a votar, porque eso es lo democrático. Lo mismo les da que se vote sobre el trucidamiento de una Nación, que sobre degustación obligatoria de butifarra. Que no es una salida de pata de banco mía; que no hace demasiado -y aquí lo comenté- los cazurros separatistas se metieron hasta en los menús que los hoteles tenían que ofrecer a los clientes.

Evidentemente, ningún ministrito -y ningún marianico menguado- le va a decir a Mas y sus mariachis que ni siquiera la llamada soberanía nacional -que reside en todos los españoles según la Constitución, y no se puede trocear- puede decidir sobre lo que no es suyo. Porque España no es propiedad de los ciudadanitos con derecho a voto a día de hoy; España es una entidad superior al momento actual, que existe por sí misma en el pasado y -si hubiera lo que tiene que haber- existiría en el futuro.

Evidentemente, por mucho que Rajoy ande preparando -según la prensa reciente- una remesa de 4.500 policías y guardias civiles para hacer cumplir la Ley, los masitos sacarán sus cartones a la puñetera calle, y los policías y guardias mirarán a otro lado porque ya les habrán dado sus órdenes los acomplejados de costumbre. Que ya son ganas de poner en una situación imposible a los servidores de la Ley, llevándolos a que vean el delito y prohibiéndoles actuar, y si no al tiempo.

Evidentemente, ni el Gobierno en general ni Rajoy en particular, harán lo que hay que hacer: aplicar la Constitución. Esto es: suspender la autonomía de Catalunlla, meter en la cárcel a Mas y sus masitos, y a cualquiera que delinca. Y aplicar la ley con los medios necesarios. Los que sean, que ya sabemos todos los que son, y para que no me llamen extremista, ultra, fascista o similar, citaré que la solución es cargarse a quien se interponga -Joan Carretero dixit-, y los medios los indicaba un tal Josep Barba: si se ponen muy pesados, llamaremos a Europa y bombardearán Madrid.

O sea, que la solución -en opinión de los separatistas- consiste en bombardear y cargarse a quien se ponga por medio. En la mía -que tengo en algo más, a qué mentir- la solución no es bombardear -por mucho que el demócrata Azaña dijera aquello de que había que bombardear Barcelona cada cincuenta años-, sino limpiar, calle por calle, entresacando a los hideputas y mandándolos por el ancho mundo sin una nacionalidad española que llevarse al pasaporte.

lunes, 29 de septiembre de 2014

SOBRE LA MOCIÓN DE ALCALÁ DE HENARES.

Moción aprobada en el ajuntamiento de la antaño noble ciudad de Alcalá de Henares, con los votos de UPyD, PSOE e IU, exigiendo a la Conferencia Episcopal que sustituya a Monseñor Juan Antonio Reig Pla.

El motivo es la Carta Pastoral que el otro día les transmití aquí mismo, en la que el Obispo ponía las cosas en su lugar con respecto al aborto y a la traición del PP a su electorado. Lo curioso es que sociatas y rojos de diverso tono y pelaje se mosquean porque un Obispo critica al PP. Vivir para ver.

Por otro lado, de estos cenutrios que tan indignamente representan a Alcalá de Henares -noble cuna de don Miguel de Cervantes y sede de la Universidad que fundase el Cardenal Cisneros- no cabe esperar otra cosa. Sólo agradecerles que en su propia estupidez nos den la prueba de su necedad, cuando piden a la Conferencia Episcopal que sustituya a Monseñor Reig Pla, dado que cualquiera -cualquiera que no sea idiota- sabe que a los Obispos los nombra Su Santidad el Papa. 

Pero el colmo de la gilipollez lo alcanzan cuando piden un obispo que no mencione tanto la doctrina de la Iglesia, sino que sea “más normal”.  

Es lo suyo, evidentemente. Los rojos, rojillos, rositas, quieren que los Obispos no mencionen la doctrina de la Iglesia, acaso porque ellos -politicuchos rojeras- no son capaces de mencionar una sola idea sobre nada. Con sus tópicos, sus estereotipos y su indigencia intelectual y moral tienen para un rato.

Lo que van a durar en cuanto los alcalaínos se den cuenta de lo cretinos que son.

viernes, 26 de septiembre de 2014

SOBRE UNA CARTA PASTORAL: "Llamar las cosas por su nombre"

Transcribo literalmente la Carta Pastoral de Monseñor Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares:
 
LLAMAR A LAS COSAS POR SU NOMBRE
Un verdadero reto para los católicos


1. El Presidente del Gobierno de España y del Partido Popular ha confirmado la retirada de la reforma de la ley del aborto que pretendía "limitar" cuantitativamente el "holocausto silencioso" que se está produciendo. Mantener el derecho al aborto quiebra y deslegitima el supuesto estado de derecho convirtiéndolo, en nombre de la democracia, en una dictadura que aplasta a los más débiles. Ninguna ley del aborto es buena. La muerte de un solo inocente es un horror, pero "parecía" que "algo" estaba cambiando en las conciencias de algunos políticos relevantes respecto del crimen abominable del aborto (Cf. Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 51).

Dicho esto conviene denunciar, con todo respeto a su persona, que el Presidente del Gobierno ha actuado con deslealtad respecto a su electorado al no cumplir su palabra en esta materia, explicitada en su programa electoral; también ha actuado con insensatez pues ha afirmado que lo sensato es mantener el "derecho al aborto", es decir, el derecho a matar a un inocente no-nacido, el crimen más execrable. Además ha faltado a la verdad, pues su partido tiene mayoría absoluta en el Parlamento y, sin embargo, afirma que no hay consenso, algo que no ha aplicado a otras leyes o reformas infinitamente menos importantes.

Ha llegado el momento de decir, con voz sosegada pero clara, que el Partido Popular es liberal, informado ideológicamente por el feminismo radical y la ideología de género, e "infectado" como el resto de los partidos políticos y sindicatos mayoritarios, por el lobby LGBTQ; siervos todos, a su vez, de instituciones internacionales (públicas y privadas) para la promoción de la llamada "gobernanza global" al servicio del imperialismo transnacional neocapitalista, que ha presionado fuerte para que España no sea ejemplo para Iberoamérica y para Europa de lo que ellos consideran un "retroceso" inadmisible en materia abortista.

2. Respecto al Jefe de la Oposición en el Parlamento, también con todo respeto a su persona, hay que afirmar que se ha mostrado falto de rigor intelectual y con un déficit de sensibilidad ante la dignidad de la vida humana. Es asombroso comprobar cómo telefonea a un programa de televisión para denunciar la violencia contra los animales, y, sin embargo, olvida la violencia criminal contra dos millones de niños abortados: decapitados, troceados, envenenados, quemados… Desde la lógica del horror el Secretario General del PSOE ensalzó en la Estación de Atocha de Madrid el mal llamado "tren de la libertad" en el que algunas mujeres reclamaban "el derecho a decidir matar inocentes"; este tren, como los trenes de Auschwitz que conducían a un campo de muerte, debería llamarse, no el "tren de la libertad" sino, el "tren de la muerte", del "holocausto" más infame: la muerte directa y deliberada de niños inocentes no-nacidos.

3. Como es verificable, el Partido Popular con esta decisión, se suma al resto de los partidos políticos que, además de promover el aborto, lo consideran un derecho de la mujer: una diabólica síntesis de individualismo liberal y marxismo. Dicho de otra manera, a fecha de hoy ‒ y sin juzgar a las personas ‒, los partidos políticos mayoritarios se han constituido en verdaderas "estructuras de pecado" (Cf. San Juan Pablo II, Encíclicas Sollicitudo rei socialis, 36-40 y Evangelium vitae, 24).

4. En el orden cultural, y bajo la presión del feminismo radical, se ha trasladado el punto de mira del aborto; se ha deslizado desde el tratamiento como un crimen (No matarás) a la consideración de la mujer como víctima. Es verdad que la mujer es también víctima, abandonada en muchas ocasiones ‒ cuando no presionada para que aborte ‒, por el padre de su hijo, por su entorno personal y laboral y por la sociedad; también es cierto que sufre con frecuencia el síndrome post-aborto, etc.; pero, si bien algunas circunstancias puede disminuir la imputabilidad de tan gravísimo acto, no justifican jamás moralmente la decisión de matar al hijo por nacer. Esto hay que denunciarlo al tiempo que hay que acompañar con misericordia y «adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias» (Papa Francisco, Evangelii gaudium, 214).

Pero, como digo, lo específico del aborto es que se trata de un crimen abominable: «el que mata y los que cooperan voluntariamente con él cometen un pecado que clama venganza al cielo (Cf. Gn 4, 10)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2268). No se puede justificar, apelando a la libertad, lo que de sí es una acción criminal que mata a un inocente, corrompe a la mujer, a quienes practican el aborto, a quienes inducen al mismo y a quienes, pudiendo con medios legítimos, no hacen nada para evitarlo. La Iglesia Católica, Madre y Maestra, en orden a proteger al inocente no-nacido e iluminar las conciencias oscurecidas «sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. "Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae" (CIC can. 1398), es decir, "de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito" (CIC can. 1314), en las condiciones previstas por el Derecho (Cf. CIC can. 1323-1324). Con esto la Iglesia no pretende restringir el ámbito de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2272). Es necesario evidenciar que nos encontramos ante una verdadera crisis de civilización.

5. Por otra parte, diré más: se debe aclarar que no es justificable moralmente la postura de los católicos que han colaborado con el Partido Popular en la promoción de la reforma de la ley del aborto a la que ahora se renuncia. La Encíclica Evangelium vitae del Papa San Juan Pablo II no prevé la posibilidad de colaboración formal con el mal (ni mayor ni menor); no hay que confundir colaborar formalmente con el mal (ni siquiera el menor) con permitir ‒ si se dan las condiciones morales precisas ‒ el mal menor. Dicha Encíclica (n. 73) lo que afirma es: «un problema concreto de conciencia podría darse en los casos en que un voto parlamentario resultase determinante para favorecer una ley más restrictiva, es decir, dirigida a restringir el número de abortos autorizados, como alternativa a otra ley más permisiva ya en vigor o en fase de votación. […] En el caso expuesto, cuando no sea posible evitar o abrogar completamente una ley abortista, un parlamentario, cuya absoluta oposición personal al aborto sea clara y notoria a todos, puede lícitamente ofrecer su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad pública. En efecto, obrando de este modo no se presta una colaboración ilícita a una ley injusta; antes bien se realiza un intento legítimo y obligado de limitar sus aspectos inicuos».

6. Con afecto hacia las personas y con dolor, también debo decir que, en ocasiones, algunas instancias de la Iglesia Católica que camina en España no han propiciado, más bien han obstaculizado, la posibilidad de que aparezcan nuevos partidos o plataformas que defiendan sin fisuras el derecho a la vida, el matrimonio indisoluble entre un solo hombre y una sola mujer, la libertad religiosa y de educación, la justicia social y la atención a los empobrecidos y a los que más sufren: en definitiva la Doctrina Social de la Iglesia. Gracias a Dios el Papa Francisco ha sido muy claro respecto del aborto en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium (nn. 213 y 214).

7. Como en tantas otras ocasiones de nuestra historia, es momento de apelar a la conciencia de los católicos españoles. Ante nosotros, tal vez, se abre la posibilidad de "un nuevo inicio" y en todo caso un amplio abanico de acciones simultáneas, entre las que quiero destacar:

a) Hay que mantener firme el propósito de la evangelización, de la gestación de nuevos cristianos y de la atención en nuestros "hospitales de campaña" (Cáritas, Centros de Orientación Familiar, etc.) de tantas personas heridas (física, psíquica y espiritualmente) que esperan nuestro amor, nuestra misericordia y nuestra ayuda, siempre desde la verdad.

b) Insistir en la educación sexual y en la responsabilidad de las relaciones sexuales, es decir, educar para el amor.

c) Insistir en la abolición total de toda ley que permita el aborto provocado directo y promover la aprobación de leyes que protejan al no-nacido, la maternidad y las familias.

d) Suscitar una respuesta civil organizada y capaz de movilizar las conciencias.

e) Hacer una llamada a promover iniciativas políticas que hagan suya, integralmente, la Doctrina Social de la Iglesia.

f) Estudiar por enésima vez la posibilidad de regenerar los partidos políticos mayoritarios, aunque hasta ahora estos intentos han sido siempre improductivos.

8. El camino va a ser largo y difícil, ya sucedió con la abolición de la esclavitud. La maduración de las conciencias no es empresa fácil, pero nuestro horizonte, por la gracia de Dios, es el de la victoria del bien. Este es tiempo de conversión. Así pues, todos (mujeres y varones, profesionales de la sanidad y de los medios de comunicación, gobernantes, legisladores, jueces, fuerzas y cuerpos de seguridad, pastores y fieles, etc.) estamos obligados en conciencia a trabajar y defender con todos los medios legítimos "toda la vida" de "toda vida humana", desde la concepción y hasta la muerte natural, empezando por los no-nacidos y sus madres; si no lo hacemos, la historia nos lo recriminará, las generaciones venideras nos lo reprocharán y, lo que es definitivo, Dios, el día del Juicio, nos lo reclamará: era pequeño, estaba desnudo e indefenso y no me acogisteis (Cf. Mt 25, 41-46).

Monseñor José Antonio Reig Pla
Obispo de Alcalá de Henares


En Alcalá de Henares, a 24 de septiembre del Año del Señor de 2014
Ntra. Sra. de la Merced
 
* * * * *
Bien: no puede decirse que las cosas no queden claras en esta Carta Pastoral ¿verdad?.
 
Queda por ver si los que se llaman católicos le hacen algún caso, o siguen pasándose todo lo que no sea el oropel, la fachada, la mera superficie, por el arco de -como la definió, creo recordar, el profesor Manuel Morillo- su moral complaciente.
 
Queda claro que no es justificable moralmente la postura de los católicos que han colaborado con el Partido Popular en la promoción de la reforma de la ley del aborto a la que ahora se renuncia; es decir, que el voto al Partido Popular no es justificable para un católico, ni siquiera basándose en el mal menor. Queda claro que algunas instancias de la Iglesia Católica que camina en España no han propiciado, más bien han obstaculizado, la posibilidad de que aparezcan nuevos partidos o plataformas que defiendan sin fisuras el derecho a la vida, y que hay que hacer una llamada a promover iniciativas políticas que hagan suya, integralmente, la Doctrina Social de la Iglesia.
 
Bueno, Monseñor: las iniciativas políticas que hacen suya íntegramente la Doctrina Social de la Iglesia ya existen. Son, precisamente, esas a las que algunas instancias eclesiales han obstaculizado. Sin ir más lejos, y valga como botón de muestra, negándose a emitir la publicidad de Alternativa Española, ya pagada, en la emisora de la Conferencia Episcopal.
Y tampoco estaría de más preguntar por qué estas palabras -por otra parte tan claras y puestas en razón- no las hemos oído ni leído hace décadas. Por qué no las oímos cuando gobernó Aznar con mayoría absoluta; por qué no las hemos oído hace tres años, cuando el PP prometía en sus mítines volver a la Ley del aborto del Gobierno de Felipe González.
 
Quizá ahí se encuentren, Monseñor, las claves por las que la Iglesia Católica, en España, es simple fachada, simple gesto a la galería, y cada día carece más de sustancia y de fe.
 
Y la razón por la que muchos católicos que, como humanos, caemos una y otra vez, pero que sabemos en cada ocasión que hemos hecho mal y tratamos de remediarlo; los católicos que tenemos a gala serlo y no lo relegamos a las sombras de la intimidad; los que damos testimonio de nuestra fe donde haga falta -sin exhibicionismo pero sin renuncias-, y no sólo en un edificio concreto una vez por semana; la razón, en suma, de que muchos católicos estemos cada día más alejados de la Institución eclesiástica, de los pastores pusilánimes y de los sepulcros blanqueados.
 
Bienvenidas sean, en todo caso, las confesiones que puedan iniciar un giro hacia la verdad por parte del episcopado.
 
Pero, por si acaso, guardaré esta Carta Pastoral para volverla a publicar el año que viene, más o menos por estas fechas si es que las elecciones no se adelantan.
 

miércoles, 24 de septiembre de 2014

SOBRE LO QUE YA SABIAMOS ACERCA DEL ABORTO.

Es decir: lo que ya sabíamos los que tenemos uso de razón incluso en época electoral. Que no somos muchos, a lo que se ve.
 
De ahí puede venir el asombro, la irritación, el malestar y el -modestísimo- cabreo de cierto personal a quien cabría suponerle algo más de capacidad intelectual que la que vienen demostrando desde hace décadas.
 
Me refiero, evidentemente, a la retirada de la llamada Ley Orgánica de Protección del Concebido y los Derechos de la Embarazada, de la que tanto se han alegrado socialistas, comunistas, asesinos y guarros en general. Renuncia a cumplir lo prometido de la que Rajoy espera obtener réditos electorales para el próximo año. Y es que los tontos son tontos siempre, nunca descansan.
 
Los supuestos y autotitulados provida se sienten ofendidos y traicionados, y prometen -véase La Gaceta- que "la retirada de la 'ley Gallardón' no le saldrá gratis al Gobierno", porque "es una bofetada a cientos de miles españoles que hace sólo 48 horas salieron a la calle..."
 
Por mi parte, realmente sólo tengo que repetir lo que llevo diciendo bastantes años: que el PP nunca ha sido antiabortista; que la ley ahora retirada era prácticamente igual de nefasta que la que pretendía sustituir; que los niños nonatos estarían igual de amenazados; que asesinar a los hijos sería igual de fácil, y que para llegar a una ley similar a la de Felipe González no necesitaba el PP y sus votantes las alforjas de veinte años de titubeos y de negar en los mítines lo que pagaba en el BOE y sucedáneos locales.
 
También tendré que repetir lo que llevo diciendo alguna que otra década, y es que los que se llaman provida (pro-pocas-vidas) profesionalmente, siguen emperrados en votar con las anteojeras del burro voluntario, que son las más difíciles de quitar. Porque no será que no se les ha dicho en multitud de ocasiones que el PP no iba a  retirar las facilidades abortivas; que, en todo caso, las mantendría como estaban; que no tenían intención de enfrentarse, no digo ya a socialistas, comunistas y genocidas en general, sino a sus propios dirigentes y a sus propios votantes.
 
Porque a ver si nos vamos enterando -a ver si se van enterando los que lo hayan menester- de que el PP no es un partido que mantenga los principios éticos de la civilización occidental -que es cristiana se pongan como se pongan- ni los principios morales del catolicismo, ni ninguna otra cosa que el relativismo que les de votos, y sillones, y presupuestos con los que mangonear y satisfacer a sus amos. A ver si se van enterando de que el PP no es el defensor de unos ideales, sino de unos intereses.
 
Y a ver si los que se dicen católicos -incluyendo, y en primera fila, a la Iglesia- se enteran de una puñetera vez de que si quieren la inspiración católica de las leyes, el PP no es, ni será, ni ha sido nunca, su opción.
 
Por cierto: la dimisión de Gallardón no me da frío, ni calor, ni me afecta, ni me importa. Es una dimisión inútil y, además, injusta, puesto que está claro que lo que ocurre es que le han dimitido. Nadie puede nombrar un Ministro en un plazo de tres horas si antes no lo tiene más que pensado, hablado y preparado; y eso indica que en Gallardón han cortado la cabeza política de un acojone gubernamental en pleno. Porque -entérense, sobre todo políticos y periodistas- en España las decisiones del Gobierno son solidarias. Ningún Ministro puede legislar por su cuenta, y todo proyecto de ley que pase al Parlamento tiene que estar refrendado por el Gobierno en pleno. Es entonces cuando, si un ministro no está de acuerdo con esa decisión conjunta, debe dimitir.
 
Entérense de esto, sobre todo, los autotitulados provida, que ahora andan molestos, ofendidos y cabreados. Pero, cuando toque la lotería de las urnas el próximo año ¿van a ser consecuentes?
 
No me respondan: se perfectamente que -lo mismo que en los últimos casi cuarenta años- no lo serán; que volverán a su mal menor, a su votar con la naríz tapada. Pero, coño, uno acaba pensando que, después de tanto tiempo, es que les gusta.
 
 

sábado, 20 de septiembre de 2014

SOBRE LO DE HOY.

¿Y qué es lo de hoy?

¿La leyecita de consultitas de la generalidadita? ¿Los miles de milloncitos de los pujolitos? ¿La cazurrería absoluta de Arturito Mas? ¿Es lo de hoy el no saber qué coño hacer de Marianito Rajoy? 

Pues no. Lo de hoy es La Legión.



Por supuesto, señor fiscal, señores progres, señores tontos, no se me solivianten, ni se me alteren, ni se me suban a la parra: lo de hoy es La Legión porque es el aniversario de su fundación, en tal día como hoy de 1920.

Y quien lo haya tomado como insinuación acerca de lo que yo aconsejaría al Gobierno, sus motivos tendrá para pensarlo.


miércoles, 17 de septiembre de 2014

SOBRE EL CAMINO CATALANISTA.

Disculparán ustedes que hasta el momento no haya comentado nada sobre el tema separatista catalán. No lo he hecho porque no hay nada nuevo que decir, nada nuevo que rebatir, nada nuevo que razonar. El catalanismo es obtuso, aldeano, cazurro, taimado y egocéntrico, y quienes han permitido llegar a este punto son, lisa y llanamente, traidores.
 
El secesionismo rampante era cuestión de tiempo desde 1976, y todos y cada uno de los gobiernos españoles desde aquél primero del tahúr Suárez, han puesto una escalón nuevo en la escalera del absurdo separatista. Suárez se agarró a los separatismos para gobernar; Felipe González se acurrunchó con ellos después de su primera legislatura; Aznar se encamó con ellos en la primera; Rodríguez les prometió lo que quisieran -carta blanca para el desmadre absoluto-, y Rajoy ha sido incapaz de mostrar el mínimo de dignidad que corresponde en una situación así a un presidente del Gobierno que cuenta con mayoría absoluta.
 
El adoctrinamiento en el separatismo no es cosa de hoy, ni de los últimos ocho o diez años. Viene -lo repito- desde 1976; y tras casi cuarenta años de mentiras, falsedades, felonías y traiciones, era inevitable llegar a este punto. Un punto del que no hay retorno ya.
 
Las insinuaciones -posteriormente negadas con la cobardía propia del PP- sobre la aplicación de la legalidad vigente y la consiguiente suspensión de la autonomía catalana, llegan fuera de momento; y ni aún así se expresan claramente, con la suficiente fuerza y nitidez como para ser creíbles y ligeramente disuasorias. Llegan fuera de momento, porque se ha pasado con mansedumbre ejemplar por las horcas caudinas de la expulsión del español de las aulas; por la quema de banderas españolas y por la negativa de las administraciones públicas de la región catalana a colocarlas en el lugar que les corresponde; porque se ha pasado con bovina parsimonia por la presencia de banderas separatistas -las famosas estrelladas, qué así les resulte premonitorio y se estrellen contra el muro que les espera en la secesión-; por las algaradas anarcocatalanistas y okupas que hacían funciones de una ETA progre y simpática para los pujoles y los mases. Porque si para Arzallus eran los chicos de la gasolina los salvajes de la guerrilla urbana, para Pujol, Maragall y Mas los anarquistas, disfrazados de antisistema y okupas, han sido la carne de altercado con la que asustar a los españolistas.
 
De ahí que -como alguna vez he dicho, y por ese motivo no había escrito acerca del tema, porque sólo puedo repetirme- el futuro de la Catalunlla independiente sea una guerra civil que los señoritos de la burguesía no verán hasta que les lleve por delante.
 
Y ahora, en su cerrazón absoluta, los señoritos de la burguesía; los descendientes de los pusieron los cimientos del separatismo catalanista, cifrando sus aspiraciones en que Madrit accediera a poner aranceles a los productos textiles británicos, preservando sus ganancias aún en contra del interés general de España, y les diera todas las facilidades para exacerbar su capitalismo salvaje; ahora, los señoritos cazurros del aldeanismo recurren a la captación de inmigrantes marroquíes tras sus banderillas separatistas.
 
Viene de antiguo la negativa del separatismo catalán a recibir emigración hispanoamericana, y la disposición a aceptar la de otros lugares, preferentemente africanos, por el simple hecho de que los hispanoamericanos hablaban español y sería difícil incorporarles al uso del catalán, en tanto que los africanos, al desconocer el idioma, se plegarían fácilmente a aprender la lengua del separatismo. La prueba está en que la región catalana es uno de los viveros del islamismo radical más activo, según las autoridades policiales europeas y mundiales. Y ahora llega el señor Mas, y ofrece -véanlo en El Mundo de hoy- enseñar 'lengua árabe en horario escolar' y «cambios en la Lomce para introducir la enseñanza de la religión islámica.» El objetivo es ganarse -añade el citado periódico- a los casi 300.000 marroquíes de Cataluña para la causa independentista.
Uno podría pensar que la soberbia del aldeanismo cazurro les llevaría a querer codearse, en pie de la igualdad que nunca podrán tener, con países como Francia, Alemania, Holanda, etc. Pero no: el independentismo catalanista no tiene más objetivo que salir como sea del atolladero, aún sabiendo que -aunque lo consiguieran- no tendrán en muchos años ninguna opción de integrarse en la UE. Por una sencilla razón: que en varios países europeos -Francia, Italia, Bélgica, Reino Unido- hay regiones atacadas por el virus del separatismo ombligomundista, y admitir a una supuesta Catalunlla independiente serviría de ejemplo a sus propios secesionismos.
 
Por eso, Mas y sus paletos recurren a la alianza con el moro, sin advertir -o quizá a pesar de advertirlo- que ello les sitúa en el futuro que les aguarda: un país tercermundista, dictatorial -dictatorial de verdad-, regido por la religión islámica y surcado por las trifulcas entre anarquistas antisistema, musulmanes ensoberbecidos, señoritingos escudados en los mosus, y despiporre general.
 
Y ¿por qué buscan los cazurros de Mas este futuro? Pues sencillamente porque no tienen escapatoria si no es así. Porque se está empezando a destapar el vergonzoso latrocinio que los separatistas han llevado a cabo en Cataluña, y ya no les queda mas opción para sustraerse de la justicia que la de hacerse su propia justicia. Ese es, hoy, el fin último del separatismo catalán: tener su estadito propio, con su propia justicia y sus propias leyes, que les libere de compromisos con el Estado español al que llevan casi cuatro décadas robando, chantajeando y estafando.
 
Son como los malos vecinos, que tienen que salir por pies de la comunidad donde han dejado a deber la luz, el agua y el gas. Pero ellos son más ladrones, mas sinvergüenzas, más canallas: se quieren llevar, además, el piso.

lunes, 1 de septiembre de 2014

SOBRE LA CACERÍA DE PABLITO.

Cacería que -dice Minuto Digital- el señor Pablo Iglesias va a realizar para aplicar la justicia proletaria a los fachas. Al mismo tiempo, el pablete pide disculpas por no romper la cara a los fachas con los que discute en TV. Pueden ver el vídeo en este enlace de Dropbox.

Todo un hombrecito, pues, el tal Pablito. Gilipollas, pero hombrecito. Al menos, de boquilla, que es lo que suele perder a todos estos mamarrachos que bravuconean como si no se lo fueran a tener en cuenta. A fin de cuentas, hijos de papá que gallean protegidos por la impunidad que creen tener.

El problema llega cuando el otro no se achica y les planta cara. Entonces vienen las bofetadas -él es quien habla de romper caras, no yo- y si le cae alguna que sus matones no puedan parar, lloriquean como nenazas porque los fachas le han pegado.
Gracias a Dios, el fulano se descubre en la verborrea. Y ya nos ha dicho lo que piensa hacer: aplicar la justicia proletaria y partir caras. Es él quien ha empezado a usar esos términos y a mi me encanta poder decir, amparado en la impunidad del rojo gilipollas que cuando guste, y que para luego es tarde.
Ahí es nada: tener un capullo que amenaza en público, que larga por su boquita -o bocaza- de justicias proletarias y de caras partidas. Justicias proletarias como las de Paracuellos, la cárcel Modelo, Aravaca, Camuñas, las chekas comunistas, socialistas, anarquistas y de Izquierda Republicana... ¡Cuánto me alegro, Pablete de que lo digas claro! Cuánto me alegro de que ya ningún templagaitas pueda ocultar tu realidad de comunista soviético, de rojo antediluviano, de castrista, chavista o evomoraliano caribeño y espeso. Cuánto me alegro de no tener que dar más explicaciones si le conceptúo de niñato pijoprogre, o de mastuerzo caprino, o de rojo de mierda, con aspiraciones de asesino y deseos de criminal contra la Humanidad.
Lo que espero, es que los mismos jueces -españoles o internacionales- que condenan y persiguen a las gentes por sus ideas con ahínco digno de mejor causa, se dediquen a buscarle las vueltas al señorito rojo que no propaga ideas sino odios, y que no profesa pensamientos, sino amenazas. Espero, por supuesto, cómodamente sentado.
También espero que algún día el Pablito se atreva a poner en práctica sus galleos de golfante, y cualquiera de esos "fachas" a los que les quiere partir la cara le ponga los dientes en el cogote antes de que los prehomínidos de su corte de matones de guardia le pueda salvar.
Por mi parte, don Pablo, cuando guste. No salgo en la tele, pero si le valgo aquí me tiene. Venga a aplicarme justicias proletarias si tiene veinte suicidas -o más, si se acochinan y me dan tiempo de recargar- que le abran camino hasta mi puerta. O venga usted en persona a partirme la cara si tiene cojones.

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