Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 20 de agosto de 2010

SOBRE TONTOS A BABOR Y ESTRIBOR.

O sea, a izquierda y derecha, tocando baranda por el centro, si es que existe.
Resulta que -lo dice Público y el resto de la prensa- hay un diputado regional madrileño del PP, llamado Juan Soler, a quien le parece mal que doña Trinidad Jiménez aspire a la presidencia de la Comunidad de Madrid porque tiene acento andaluz.
Como a este señor Soler tengo el enorme gusto de no conocerle de nada, ignoro si él tiene acento, chapurrea dignamente, vocaliza con perfección y domina la lengua española hasta el extremo de poder dar consejos y clases magistrales. Ignoro sus antecedentes y sus ancestros, lo cual no es óbice para que, desde ya, lo pueda definir como imbécil.
Si el señor Soler no fuera idiota, sabría que en cuestión de acentos, modismos y perfección vocal todos tenemos algo por lo que callar, y el que esté libre de algún deje particular que arroje la primera consonante.
A doña Trinidad Jiménez cualquiera -que no sea tonto como el señor Soler- la puede criticar por la chupa de cuero de pasadas convocatorias electorales, en las que hizo el suficiente ridículo para toda una vida pública. La puede criticar por los millones tirados a la basura en vacunas contra la famosa gripe A que no se han usado. La puede criticar por su afán abortista, a pachas con su comadre Bibiana, y por su decisión de la venta libre de píldoras igualmente abortivas. A buen seguro, cualquiera con afición a la espeleología de boletines oficiales, podrá criticarla por subvenciones poco claras en su etapa de mandamás de Asuntos Exteriores. Pero, señor Soler, criticarla por tener acento andaluz y haber nacido en Málaga, es de máster en gilipollez.
Gilipollez -por otra parte- consustancial a los muchos mamarrachos que en el PP pastan cargo, porque ya cayó en lo mismo doña Montserrat Nebrera, al decir que la entonces Ministra Magdalena Álvarez tenía "un acento que parece un chiste", a lo cual ya respondí en su día.
Pero lo que es de traca es lo de don Tomás Gómez, mandamás socialista de la provincia de Madrid, que para defender a su compañera, no ha tenido mejor cosa de la que acusar al señor Soler de xenófobo.
Hay que ser tontolaba con máster, idiota con pedigrí, tontiprogre pasmao, gilipollas cum laude, para decir -va implícito en su regurgitación de tonto- que doña Trinidad es "extranjera".
Todo lo cual viene a demostrar que tanto unos como otros -babor y estribor del mismo sistema corrupto y descompuesto, ya vulgar carroña escorada por la popa- son, sencillamente, unos tarados.

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