Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 9 de agosto de 2010

SOBRE LA EXPANSION DE LA EXTREMA DERECHA.

Cosa que preocupa poderosamente a Público, según la longitud del artículo que le dedica y el alarmista subtítulo -Los ultras logran en ocho países de la Unión el mejor resultado desde la II Guerra Mundial- con que resume.
El caso es que -dice- se ha formado una derecha a la derecha de las habituales, que empuja a éstas. Y cita a un tal Josep Fontana, catedrático emérito -o sea, digital- de Historia de la Universidad Pompeu Fabra, en cuya opinión "no es el retorno del fascismo, sino que se trata de fenómenos emergentes", dado que "el malestar por la situación a la que se ha llegado y, sobre todo, el miedo a un futuro aún peor, es lo que asegura tradicionalmente el voto a la derecha conservadora, que es la que suele salir beneficiada de estas situaciones".
Veamos, señor Fontana: yo diría que es una evolución perfectamente natural, pero no por miedo al futuro, sino por simple deseo de supervivencia de cara al futuro, en vista del presente. Esto es: los pueblos normales y sanos -lo que excluye al español, evidentemente- ven que la cosa está chunga, que los socialistas más o menos escorados a babor son unos inútiles que viven en las nubes, que los liberales mas o menos inclinados a estribor son igual de ineptos, y vuelven la vista a lo que saben sólido. Y, sobre todo, a lo que les ofrece garantías de interpretar sus deseos.
Entiendan ustedes de una puñetera vez, que los partidos políticos no tienen que formar la opinión ciudadana, sino interpretarla y aplicarla. Que si surgen partidos que se preocupan por la inmigración salvaje, el desparrame islamista y unas cuantas cosas así, es porque la gente de la calle está hasta el gorro. Y no por racismo ni xenofobia, sino por supervivencia.
Y entiendan ustedes, señores de Público -que ya se que no les llega la neurona para tanto, pero hagan un esfuerzo, leñe- que si lo que la extrema izquierda -o sea, y dicho sea en atención a su cortedad manifiesta, ustedes- llaman extrema derecha obtiene buenos resultados electorales, lo democrático es darse cuenta de que así lo quiere el pueblo soberano.
¡A ver si es que ustedes -la extrema izquierda- no son demócratas!

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