Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 21 de julio de 2010

LA NOCHE TRISTE DE CARRILLO.

Con este título me llega el siguiente vídeo y su explicación:
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Un día fui invitado por la TV33 catalana (catalanista) para participar en nun programa denominado "Agora", tipo de programa dedicado a arremeter, como fuera, contra el llamado "régimen franquista". En un principio, conociendo el paño, me negué, pero al saber que iba Carrillo, y que era en directo, sin apenas tiempo de dejar la maleta en el suelo (acababa de llegar de viaje), y sin previa documentación, muy necesaria en estos caso, me presenté en Esplugas. Yo era, y así lo dije allí, "una isla en el mar rojo".
En este video, salvo una parte inicial previa al enfrentamiento con el genocida, sólo hemos seleccionado la parte central de dicha polémica. Cualquiera puede darse cuenta de que en mi intervención me equivoqué al acusar a Carrilo de crímenes cometidos entre septiembre y diciembre, cuando la parte principal de sus crímnes, "sólo" ocurrieron en noviembre, pero el efecto venía a ser el mismo, la cara de perplejidad de Carrillo al oir aquella acusación y al ver el dedo que le acusaba de criminal. No es este video gran cosa, pero tiene ese matiz que lo hace único: no ha habido nadie que en televisión, y en directo, haya podido acusar a Carrillo de criminal. No deja de ser un récord.
Este es el enlace.

http://www.youtube.com/watch?v=8awEzfpe3zk
Y que Dios reparta suerte.
Jesús Flores Thies
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Pues bien: aquí abajo queda el vídeo subido, el enlace de youtube -por si las moscas- y otro enlace para descargar desde megaupload, por si los mosquitos.
Por si las moscas tsé-tsé, que tan adormecido tienen al pueblo español, o los mosquitos tigre, que tal sarpullido de memos han levantado, hay otro enlace, también en megaupload, pero esta vez protegido por contraseña. Casó de fallar los demás -o si prefieren la aventura- bájenselo de este enlace y cuando se les pida el salvoconducto tecleen esa referida y resaltada palabra.
¿Por qué tantas precauciones y tantas fuentes? Porque no quiero que nadie interesado se pierda la ocasión de ver cómo un español, un señor, un caballero y -ya descendiendo al lenguaje cuartelero, que también da esplendor al idioma- un tío con un par, mi Coronel Flores Thies, le dice a Carrillo a la cara, en público y retransmitido en directo por televisión, que es el responsable de las matanzas de Paracuellos, por no nombrar las de la mina de Camuñas, recientemente descubierta.
Gracias, mi Coronel.

SOBRE LOS CONTROLADORES CIVILES Y MILITARES.

Anda el personal revuelto con el tema de las enfermedades de los controladores aéreos, que si las bajas son verdad, que si son mentira, que si es una huelga encubierta...
Anda más revuelto el señor Ministro de Fomento, don José Blanco, pensando que le quieren devolver la faena de la modificación unilateral y por decreto de sus condiciones de trabajo hace unos meses.
Despotrican los ciudadanitos cabreosufrientes del sueldo tan alto que tienen los controladores aéreos, y aplauden al Ministro Pepiño cuando dice que si están estresados habrá que hacerles pruebas para ver si están en condiciones de seguir en sus puestos de trabajo.
Curiosamente, los mismos que aplaudían la huelga de los metreros de Madrid, ahora se sitúan en contra de los no-huelguistas de las torres de control. Véanse los comentarios a la noticia en Público para mejor comprobación.
Los comentaristas publiqueros -recua representativa del rojerío zapatiestero- lo dicen claro: los de Metro son trabajadores, los controladores aéreos son unos señoritos. ¿Tendrá algo que ver el hecho de que los "señoritos" tienen un sindicato profesional propio, y no se dejan mangonear por los ugeteros y comisionistas de esfinter complaciente?
Porque, si debe haber correspondencia entre el sueldo, la responsabilidad del trabajo que se realiza, y la eficacia desarrollada, hallaremos que el sueldo de un controlador aéreo -por cuyas manos, voz y neuronas pasan millones de personas al año- es parecido al de un diputaducho de mala muerte, de los que no tienen dietas especiales, ni partidas hinchadas, ni carguito suplementario. Hablo de sueldo, no de horas extras obligarorias, de suplencias obligatorias, de turnos dobles obligatorios, etc. Y entre lo que hacen unos y otros, no hay color.
Cuidado, que no estoy diciendo que el sueldo de los controladores aéreos no me parezca elevado, que lo es; pero también es elevada la responsabilidad y son excepcionales las condiciones y la preparación que el trabajo requiere. Lo que quiero dejar patente, es la diferencia de opinión de la ciudadanía vocinglera según de quien sea el afectado por los decretazos del Gobierno o de los gobiernillos, y de la discriminación entre grupos diversos.
Y me llama particularmente la atención la amenaza -porque amenaza es- de don José Blanco, de despedir a los que estén enfermos, y sufran estrés, ansiedad o depresión, causas de despido que no creo que ninguna legislación reconozca y que, de ser adecuada, llevaría a la destitución del señor Rodríguez, claro paranoico.
Más me llama la atención la segunda amenaza -porque amenaza es también- de sustituir a los controladores aéreos civiles con militares. Me extraña por varias razones, siendo la principal la duda -creo que fundada- de si habrá en España suficientes controladores militares. En ningún caso dudo de que tengan capacidad sobrada para hacerlo, porque por simple lógica debe ser más difícil localizar un avión de combate, que tiene un tamaño mucho menor y vuela a dos o tres veces la velocidad del sonido, que uno de pasajeros, que no la alcanza.
Y conste que no me desagradaría que los controladores militares se hicieran cargo de la navegación aérea, como me hubiera complacido hace unas semanas que los soldados movieran los trenes del Metro de Madrid. Pero me parece inaceptable que el Gobierno, o los gobiernillos, se ahorren una pasta gansa poniendo a los militares -de sueldo ínfimo- a sacar del fuego las castañas que ni les van ni les vienen.
El Ejército está para lo que está, y sólo nos faltaba que, en una emergencia, nuestros escasos aviones de combate no pudieran despegar por estar el controlador aéreo militar facilitándole las vacaciones a la gente.
Pero más me extraña aún que don José Blanco, tan socialista, tan demócrata, tan progre, se atreva siquiera a insinuar que está dispuesto a reventar una huelga, y que los rojos de guardarropía le aplaudan. Vivir para ver.

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