Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 25 de noviembre de 2009

SOBRE LA CAMPAÑA CARCA.


He visto estos días un anuncio en las paradas de autobús que viene a decir algo como que a las mujeres hay que respetarlas y cuidarlas.
Ignoro si esta campaña lleva mucho tiempo, porque a las horas de la madrugada en que voy a trabajar no está uno para florituras, y el hecho de llegar ya supone un derroche de facultades, hasta el punto de que a veces me pregunto si mi coche, al cabo de más de trece años de hacer el mismo recorrido casi a diario -porque uno es facha y, por tanto, no cambia de coche cada dos días como los socialistas o los peperos- no habrá acabado aprendiéndoselo.
Bueno, a lo que estoy: que me sumo, sin duda, a esta campaña contra los malos tratos, y comparto y apoyo la tesis de que a las mujeres se las debe respetar y cuidar.
Debo, no obstante, resaltar el tono retro, carca, inmovilista, nostálgico, machista, antiigualitario, discriminador, sexista, fascista y franquista -en fin, coloquen ustedes los adjetivos que gusten y en el orden que les plazca- de dicha campaña.
Porque el caso es que, nada más ver el referido anuncio, se me vino el recuerdo de cuando las admoniciones paternas iban en este mismo sentido; y cuando los críos andábamos en la edad en que aún no se distingue de sexos, y si una niña viene a incordiar se le suelta un sopapo como si fuéramos de verdad iguales, nuestros padres siempre nos decían que a las niñas no se les pega. Esos eran -aclararemos- los años sesenta y primeros setenta del pasado siglo; hace unos treinta o cuarenta años: plena caverna, pues.
Luego se educó, desde hace unos 30 años, en la igualdad y sin diferenciar sexos, -quizá porque nunca se sabe cual de las cuatro o cinco posibilidades va a elegir la criaturita- ni sesos; en el diálogo y la tolerancia, en la libertad, en el rechazo a conductas preestablecidas y alienantes, en el hembrismo hidrófobo.
Hace pocos días, la prensa informaba que la mayoría -con diferencia- de mujeres que han pedido órdenes de alejamiento y protección policial, y la mayoría de las agredidas, son menores de 30 años. ¿Alguien ve una relación entre ambas cosas?

3 comentarios:

Rafa España dijo...

Ellos dirán... "la sombra del franquismo es alargada"
Yo digo que hoy hay un embrutecimiento generalizado.
Has estado "sembrao", Rafael.

Ramiro Semper dijo...

Magnífico artículo y agudo análisis.

Anónimo dijo...

Yo soy falangista (alguien que para los progres es machista y que considera a las mujeres seres inferiores y que solo tienen que vivir para parir hijos, criarlos y plancharme) y sin embargo estoy seguro que respeto a las mujeres mucho mas que ellos.

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