Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 26 de noviembre de 2009

NOVIEMBRE Y LA MUERTE

NOVIEMBRE Y LA MUERTE

No fue un día como tantos

cuando las bocas de fuego

te sacaron de la vida

para que fueras eterno.

El alba te vigilaba

desde el último lucero

y el sol aguardaba, oculto,

con miedo a tus labios muertos,

el momento en que la tierra

se impregnara de tus  sueños.

Te saliste, tan glorioso,

de tu traspasado cuerpo,

que tus palabras hablaban

cuando tú ya eras silencio.

El yugo de tus prisiones

no te aplastó con su peso,

ni fueron aquellos tiros

los que cortaron tu aliento:

la voluntad te llevó

de la verdad al lucero

y en ti quisieron matar

al corazón de tu tiempo.

No fue un día como tantos

cuando las bocas de fuego

te hicieron para la vida

mientras rompían tu cuerpo.

La sangre que te envolvía

te ascendió a jefe perpetuo

de cuantos vamos a España

por los caminos derechos.

        Arturo Robsy.


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