Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 25 de febrero de 2025

SOBRE EL REAL MADRID, LOS SIETE ENANITOS Y LOS CUARENTA LADRONES.


No suelo escribir de fútbol porque -como he dicho algunas veces en este mismo lugar- a los españoles de mi generación se nos ha obligado a dividirnos por razones mucho más importantes que las preferencias deportivas. Pero uno también tiene su corazoncito, y como conoce quien haya querido saberlo, soy madridista.

Soy madridista, y a mucha honra. Cada día más, viendo cómo todos los segundones, los mediocres, los envidiosos y los tramposos arremeten contra el club al que nunca alcanzarán. De forma que, como además a mí ya no me lee casi nadie, voy a permitirme decir lo que pienso al respecto. 

Para empezar, voy a citar una frase de Nietzsche: No se odia mientras se menosprecia. No se odia más que al igual o al superior. 

Los madridistas -salvo casos bastante extraños, que no conozco, pero que tampoco niego taxativamente- no odiamos a ningún otro club del mundo lo cual -siguiendo a Nietzsche- implica que no creemos que haya otro club superior, aunque los pueda haber iguales. Son los que odian al Real Madrid los que muestran su inferioridad, como suele demostrarse con la forma en que centran su existencia en ponerse en contra. Son "antis"; esa cosa ridícula que obliga a estar pendiente del objeto del odio para saber qué tienen que hacer, decir o pensar en cada momento.

Y ahora se han unido todos los antis, todos los pobres que no tienen otra razón de existir que ser antimadridistas.

La Liga, hace días denunció la carta del Real Madrid en la que este club denunciaba estar hasta las gónadas de arbitrajes fraudulentos, y pedía poder revisar el sonido sin manipular de la nula actuación acerca de la bestial agresión de un jugador del Espanllol a Mbappé; la Liga denunció al Real Madrid por pedir explicaciones, con el beneplácito de todos los clubes afectos, y la Federación ha abierto expediente al Real Madrid mientras un tal señor Tebas se permite insultar a millones de madridistas. Expediente que se sustanciará robándole unos miles o millones de euros para seguir con los trapicheos en la Federación, la Liga y demás vividores a costa ajena, porque para expulsar al Madrid no hay cojones ¿verdad?

El señor Tebas -o lo que sea, si es que alguien sabe qué coño es ese señor, que en su vida ha hecho otra cosa que mediar y trapichear entre clubes deportivos y vivir a costa de ellos, y quien guste comprobarlo puede ver la wikipedia- dice que el Real Madrid es un llorón, que dice que si no gana es porque le arbitran mal y que le da vergüenza porque él es madridista.

No digo que este señor -o lo que sea- Tebas no sea madridista. Si digo que este señor -o lo que sea- es un manipulador, un falsario y un mentiroso, que ni siquiera viendo cómo jornada tras jornada los árbitros cometen irregularidades, no aplican el reglamento, perjudican con decisiones injustas a un club, miden los mismos hechos con distinto rasero, según quien los cometa; ni siquiera viéndolo -con imágenes sin manipular, no como las del VAR- es capaz de admitir la realidad de un estamento arbitral corrupto que hay que limpiar a toda costa. ¿Por qué, si no, ningún árbitro español pita en partidos internacionales de relieve?

Pero para el señor -o lo que sea- Tebas, el Real Madrid es el único merecedor de sanciones, de denuncias y de denuncia, quizá porque es el único que va de frente y ya se ha hartado de los sinvergüenzas que chanchullean y se benefician de suculentos sueldos con cargo a los clubes de fútbol. 

Pues bien, señor -o lo que sea- Tebas, la solución es sencilla, porque usted dice que Ni Europa ni nadie van a permitir que se vayan de un sitio a otro. ¿Que no lo van a permitir? La legislación española, al parecer, no permite jugar en nuestras competiciones a equipos extranjeros, salvo andorranos. ¿Ninguna otra legislación europea admite jugar a equipos de otro país? Porque ahí están casos como el del Mónaco, jugando en Francia, y de varios equipos de Reino Unido que juegan en ligas que no son la de su lugar de origen. 

¿De verdad piensa el señor -o lo que sea- Tebas, que si el Real Madrid quiere jugar en otra Liga no le van a recibir con los brazos abiertos? ¿De verdad cree que, de ser necesario, no iban a cambiar su ley para admitirle? 

Además, si usted, y sus acólitos, y sus paniaguados, y sus corruptos, y sus manipuladores, tienen tantas quejas hacia el Real Madrid, si todos los clubes están en contra del Real Madrid, la solución es sencilla; que el Real Madrid se vaya a la Liga francesa o italiana -por proximidad y similitud de categoría-, y deje a todos los clubes españoles disfrutando de su sistema tan paradisíaco, tan perfecto, tan limpio, tan justo, tan amistoso. 

Dado que el Real Madrid es el único culpable de todas las desavenencias; el club que provoca, que malmete, que rompe la armonía, que se vaya. Que se vaya, y deje a los clubes españoles disfrutar de que la Liga la gane el FC Barcelona el 95% de las temporadas -que para eso su entrenador dice que tienen que proteger a los árbitros, dado que (esto lo digo yo) ya no le pagan a su jefe-, y el resto pueda disputar el segundo puesto. O el tercero, porque quizá el Atlético de Madrid se vea como merecedor del segundo puesto fijo, dado que no ha tenido empacho en defender árbitros que aunque puedan ser honrados no lo parecen, ni en acusar "campañas orquestadas" de quien prueba -con imágenes claras- los errores reiterados. Quizá el Atlético de Madrid espera que los árbitros se lo paguen. Y, por mi parte, espero que lo hagan como Roma con los asesinos de Viriato.

Pero si. Que el Real Madrid se vaya, y se lleve a Francia o Italia los cuartos que pagan las plataformas televisivas por ver los partidos que juega y por ver a sus jugadores.

Y cuando el Real Madrid haya dejado de incordiar, todos los demás clubes serán felices y estarán a la altura que merecen, luchando para poder pagar unas nóminas menguadas, porque con menos pasta de las televisiones hay menos cuartos para todos, y hay menos jugadores famosos, y hay menos estrellas, y se vuelven a reducir los ingresos, y se podrán pagar menos nóminas y...  

Si; que se vaya el Real Madrid, que les deje a los demás en su idílico sistema de árbitros que no son corruptos, de árbitros que no perjudican voluntariamente a nadie, de árbitros que no tienen negocios incompatibles con su función, de árbitros que no reciben dádivas de ningún club.

De árbitros que, dado que no son corruptos, ni perjudican voluntariamente, ni reciben dádivas, es que son rematadamente malos. Pero, eso si, cobrando unos 300.000 € al año, según dicen los periódicos. Habrá que ver cómo de malos llegan a ser cuando también se les recorte la nómina.

Y habrá que ver cuántos periodistas quedan con empleo cuando en la Liga española haya menos dinero, menos televisiones pagando, menos afición -ellos mismos, los periodistas, claman por la caída del número de aficionados- pagando entradas o cuotas de conexión a las plataformas de TV. 

Habrá que ver a esos periodistas que acusan a sus propios compañeros de provocar, aunque presenten pruebas, pero creen a pies juntillas a los arbitrillos -arbitruchos- que se hacen los ofendidos, y dicen que no han hecho nada, y que tienen padres -cosa que suele ocurrir con los jugadores también, creo; e incluso con los aficionados del Real Madrid-; arbitrillos que, pese a quejarse, no denuncian a quienes les han destapado los chiringuitos, porque entonces igual entra la justicia y la policía a investigar, y eso ya no, claro; habrá que ver a esos periodistas, por dónde se meten sus aires de superioridad cuando una Liga de mediocres del tres al cuarto no de para que chupen todos del bote.

Que el Real Madrid se vaya, y así también los aficionados de todos los demás clubes podrán sentirse satisfechos de que su odiado Real Madrid ya no moleste. Podrán ser felices viendo cómo nadie interfiere en su mediocridad. Podrán gozar de que nadie les haga trampas -que es de lo que acusan al Real Madrid desde hace 100 años, sin ninguna prueba-, porque para ellos lo de pagar al vicepresidente de los árbitros durante más de una década debe ser lo normal, y no hay queja al respecto aunque si haya pruebas.

O quizá no sean tan felices, y los aficionados de los demás clubes españoles se sentirán fatal por no tener a quien acusar de no ganar sus partidos, de ser unos clubes llenos de mediocres que no dan la talla, de no poder dar el año por satisfactorio por haberle ganado un partido al Real Madrid, que es la meta de todos ellos, lo que les salva la temporada.

Porque una vez que el Real Madrid deje de incordiar en la Liga española, todos los clubes estarán contentos, serán felices y comerán... lo que sus presupuestos recortados les permitan. Reinará la armonía entre el FC Barcelona -que tal vez conseguirá pagar sus deudas a clubes extranjeros y no desaparecer, a pesar del recorte de ingresos- y todos los segundones, acostumbrados a serlo y contentos con ello, y también todos los aficionados de otros equipos serán felices.

Porque siempre ha habido cornudos apaleados y contentos de serlo, y putas que gustan de poner la cama. Y de hijos de padre desconocido y madre casquivana, ni hablemos.

Por todo lo cual, quizá lo procedente sea citar otra vez a Nietzsche: Lo que no me mata, me hará más fuerte.


viernes, 21 de febrero de 2025

SOBRE LOS MANIPULADORES.

Esta misma mañana, mientras tenía puesta la radio para oír algo de ruido en tanto me ocupaba de otras cosas, me he asombrado al escuchar en la COPE -esa emisora episcopal cada vez menos libre, pues, contra lo que dice su lema, cada día dice menos la verdad- que Santiago Abascal consideraba que Ucrania tenía la culpa de la invasión rusa, para seguir la canallada de Trump.
Lo de Trump, evidentemente, es cosa que justificaría la costumbre useña del magnicidio, tan eficaz cuando otros medios no dan resultado. Lo de los canallas que le siguen la corriente, es de expulsión del mundo civilizado -si es que queda algo-, o de psiquiátrico de guardia, especialmente para todos aquellos que se mostraban prorusos y -consecuentemente- prochinos y provietnamitas, por situarse antiamericanos. A ver ahora cómo atan esa mosca por el rabo, que es cosa que antes o después les acaba pasando a los "anti."
Pero, a lo que iba: leo después en El Debate -periódico digital de la misma casa episcopal y, según se va comprobando, espesa- las palabras textuales -así las entiendo al estar entrecomilladas- de Santiago Abascal:

«Los mismos que han dejado a Europa indefensa, destruyendo su industria y su capacidad de generar energía, los mismos que le dieron a Rusia la posibilidad de invadir Ucrania, los mismos que facilitaron la agresión de Putin condenándonos a la dependencia energética», afirmó el líder de Vox.

Lo cual, evidentemente, se parece a lo dicho por los sinvergüenzas opinólogos de la COPE como un huevo a una castaña. 
No obstante, espero también una declaración clara del señor Abascal -declaración que se traduzca en hechos a lo largo del tiempo y no se quede en salida por la tangente- con respecto a la agresión rusa, al imperialismo de corte soviético que mantiene Rusia, y a la canallesca posición de Trump.
Y sobre la manipulación de los tertulianos de la emisora episcopal, poco que decir. Su peperismo es patológico y vergonzante, al igual que el de los Obispos. Y aunque a uno no le extraña lo más mínimo, si le da un poco de pena.


viernes, 14 de febrero de 2025

SOBRE LA RESPONSABILIDAD.

José Antonio enseñó a quien lo hubiera menester -que en la Segunda República era la mayoría de los imbéciles y de los asesinos que poblaban el parlamento- que los Gobiernos se suceden para lo bueno y para lo malo, y que ningún Gobierno puede dejar de cumplir los compromisos internacionales del anterior. Aunque -esto lo digo yo- no le gusten, porque para eso existe una solución normal, ética y decente, que es renegociar los acuerdos.
Por supuesto, no espero que ningún sinvergüenza gubernamental de "estepaís" tenga capacidad intelectual para entender algo que, en el fondo, es tan sencillo. Mucho menos espero que Donald Trump sepa quién fue José Antonio y conozca las razones jurídicas que asistieron su razonamiento. Ni que decir tiene, que las razones de dignidad, de honor y de simple decoro no pueden caber en un individuo tan impresentable como el mandamás de los yanquis.
Viene esto a cuento del abandono de los EE.UU de Ucrania, para facilitar la vida del mandamás ruso, tan amigo del yanqui. 
Donald Trump se propone dejar a Ucrania a su suerte, tras los años de ayudas del Gobierno de Estados Unidos para repeler la agresión rusa. Esto es abandonar los compromisos internacionales adquiridos previamente, y esto es la falta de responsabilidad del yanqui.
No soy antiamericano. No soy antinada. Ni antisemita, tan de moda últimamente, ni antinazi, que es el lugar donde se colocan los que han seguido el argumento putinesco de que había que "desnazificar" Ucrania. Entre ellos, para mi asombro -a estas alturas, poco- los que pensé que eran "los míos". Nada más extraño -para mi, que siempre he estado en el mismo sitio- que leer documentos de algún grupo falangista criticando los gobiernos nazis de Ucrania y aplaudiendo la invasión de este país por una Rusia que cada día parece más soviética. 

Todo ello, en mi modesta opinión de dinosaurio trasnochado y obsoleto, que no comprende la situación internacional, que no entiende que ya no estamos en la guerra fría y cuya imbecilidad manifiesta le impide darse cuenta de que los países que tienen la razón y la verdad de su lado son Rusia y China, tal como me ven los que creí que eran "los míos".
Sigo siendo lo que siempre he sido. Lo que empecé a ser en 1975, suficiente tiempo como para cambiar ahora. Si seguir pensando lo que he pensado siempre me impide ser falangista de hoy, no pasa nada. Por eso llevo décadas definiéndome como nacionalsindicalista, no fuera a decirme algún falangista puro que mi modesta opinión y mi modesta persona no era digna de entrar en su torre marfileña.
En fin -perdonen la digresión- que los prorusos desnazificadores estarán terriblemente agradecidos a Trump, que ha sacado a su Vladimir del atolladero cuando la realidad había demostrado que Rusa era un gigante con pies de barro y no tiene potencia económica, ni militar, ni demográfica para vencer a un país infinitamente más pequeño en territorio y población, y que ha recibido algo de ayuda de Europa y USA, bastante mediatizada por el miedo a enfadar a Putin. 
Estados Unidos, con el payaso Trump, ha vuelto a poner a Rusia en primera línea de potencia mundial, pero los prorusos desnazificadores estarán también terriblemente cabreados, porque ellos han sido siempre antiamericanos y antisemitas, y ellos odian a USA porque consideran que protege a los judíos. Esos mismos judíos a los que ahora acusan de genocidas cuando arremeten contra los terroristas que les agreden continuamente.
Por lo tanto, los prorusos desnazificadores deben estar hechos un auténtico lío. Porque tienen que odiar a Estados Unidos -es su mantra del anticapitalismo-, pero tienen que agradecer que los Estados Unidos ayuden a la Rusia que han colocado en su altar ideológico modernizado. Es lo que tiene ser "anti"; que luego pasan estas cosas y no saben donde meterse ni a donde mirar.
En cambio, yo me puedo permitir seguir diciendo que Trump es un individuo soez, grosero, maleducado e impresentable, y que abandonando a Ucrania es un traidor a los compromisos de su país. Que con esta acción, nadie volverá a creer en la palabra de los Estados Unidos de América -si es que alguien creía aún-, y que causa un daño irreparable a la credibilidad de su país.
Pero también me puedo permitir decir que Donald Trump tiene toda la razón del mundo cuando le dice a eso que llaman Unión Europea que se vaya buscando la vida, porque USA ya no le va a sacar las castañas del fuego. Que Estados Unidos no va a seguir pagando la defensa de un chiringuito que no cumple sus obligaciones con la OTAN, que no suelta un euro para su propia defensa pero los reparte a manos llenas para toda aberración antinatural. Y que encima mira a los Estados Unidos por encima del hombro, que les dice que se vayan a su casa mientras les pide que ponga los soldados, los aviones y los tanques.
Son cosas perfectamente compatibles para los que no tenemos amo. Porque Trump no tiene razón al abandonar a Ucrania de la forma que anuncia, y eso hundirá la credibilidad de Estados Unidos y le dará vida a una Rusia que no ha dejado de comportarse como la bestia soviética cuyos vicios siguen presentes; pero tiene razones sobradas para no hacer caso a los charlatanes de la UE, en prescindir de marrulleros pedigüeños a los que toda la fuerza se les va por la boca. Por más que nos moleste tener que reconocerlo.

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