Para quien no lo sepa -y supongo que no habrá casi nadie que lo ignore- don
Emmanuel Macron es el Presidente de la República Francesa. El Presidente que fue
elegido gracias a la recomendación de voto de todos los partidos coaligados
expresamente contra el Frente Nacional de Marine Le Pen.
Pues bien: este Presidente de Francia que debe el puesto a la
izquierda, la ultraizquierda, la extraizquierda, se permite el lujo de
entrometerse en los asuntos internos de otro país -España- para decir -véase 20
Minutos- que observamos, y somos muy claros sobre el hecho de que no
puede haber alianzas con la extrema derecha, y que no puede haber
alianzas con la ultraderecha en España.
Para el señor Macron, entonces, si puede haber alianzas con la
extrema izquierda -a la que, repito, debe el puesto-, dado que no advierte a
Pedro Sánchez de que no se mantenga como Presidente del Gobierno de España con
el apoyo de la ultraizquierda y del filoterrorismo. Para el señor Macron, el
terrorismo es un aliado aceptable, y la ultraizquerda es perfectamente
admisible.
Pero además, es que el señor Macron
se cree quizá un nuevo Napoleón, con capacidad para dictar lo que los españoles
pueden o no pueden hacer. No ya para aconsejar -por más que un recién llegado no
resulte el consejero más experimentado del mundo-, sino para vigilar de
cerca y advertir de que no puede haber alianzas con la extrema
derecha en España.
Evidentemente,
el señor Macron es -como ya nos parecía- lo suficientemente tonto como para no
darse cuenta de que en España, cuando cualquier extranjero nos quiere imponer
algo, provoca la reacción diametralmente opuesta.
Y es que en España, señor Macron, aún recordamos -algunos, al
menos- lo que es la dignidad. Eso que usted se dejó olvidado para conseguir ser
Presidente de la República Francesa, con la ayuda de todos cuantos hasta el día
de antes le habían puesto -a lo que se ve, con razón- a
parir.
¡Vete a la mierda, Manolito!
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