Para los fundamentalistas del separatismo catalán, los pobrecitos chorizos
arrestados ayer bajo las acusaciones de organización criminal, cohecho,
tráfico de influencias, prevaricación, financiación ilegal de partidos
políticos, blanqueo de capitales y malversación de caudales públicos, son
víctimas de una persecución política de Madrit.
Los
fundamentalistas del separatismo catalán son muy aficionados a las anteojeras,
de manera que -lo mismo que los burros en torno a la noria- no ven mas que de
frente, por la estrecha franja que sus amos les permiten. No ven, pues, que sus
dirigentes separatistas son los que les han estado robando, y no esa España a la
que le han mandado odiar, porque el separatismo catalán no puede vivir sin odio.
No ven que ese tres por ciento -que no se lo ha inventado Rajoy,
porque ya lo había denunciado otro separatista, Maragall-, o ese siete por
ciento que dicen otras investigaciones, no se ha ido a las cuentas suizas
del PP, sino a las cuentas de sus propios amos. Y no ven que ese tres -o siete-
por ciento no ha salido de las arcas de Montoro, ni salió anteriormente de las
de Solbes, sino que ha salido de las cuentas de la Generalidad de Cataluña, que
-según los datos- concedía contratos públicos a las empresas -en muchas
ocasiones también públicas- que le entregaban un porcentaje de esos contratos a
los partidos que mangoneaban en la licitación.
O sea, y para ver si los
separatistas lo entienden: los partidos separatistas se han estado quedando
-después de darle un paseo por otras cuentas de empresas afines a los euros- con
parte de los presupuestos de la Generalidad, o de los Ayuntamientos. Dinero que
el Estado, o los propios ciudadanos de Cataluña, habían entregado para pagar
obras, si, pero licitadas a su precio justo; para la dependencia, para escuelas,
para sanidad, para fomento del empleo... y no para beneficio de partidos
ladrones y prevaricadores. Se lo han robado a ellos, a los habitantes de
Cataluña, no a esa España que lo único que les ha robado es un Gobierno autónomo
justo y limpio.
Y todo esto no ha salido de un Gobierno de Madrit
que les haya mandado a la Guardia Civil a perseguir independentistas; todo
esto ha salido de una denuncia que, en su día, interpuso -véase Libertad
Digital- la exconcejal de ERC en Torredembarra Montserrat Gasulla sobre las
adjudicaciones del alcalde convergente.
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