Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 5 de febrero de 2017

SOBRE EL CENTENARIO DE RAFAEL GARCÍA SERRANO.


Hace unos meses -el 12 de Octubre pasado-, en mi habitual homenaje al maestro Rafael recordaba que este año en que ya estamos se cumpliría el centenario de su nacimiento, y lanzaba la llamada a que, quien tuviera ocasión y posibilidad, pusiera en pie alguna conmemoración.

Gracias a Dios, alguien ha tenido la misma idea -porque mi vanidad no llega a suponer que fuera mi modesto escrito el que haya dado pie a ello- y está en marcha el homenaje que Rafael García Serrano merece o, al menos, el que nosotros -como bien nacidos- debemos.

A Rafael García Serrano -supongo- no le va a homenajear ningún estamento oficial. No le va a recordar la prensa, ni la radio, ni la tele. Y, conociendo el paño, mejor. Porque le homenajearemos, le recordaremos, le daremos gracias por su ejemplo y su maestría, los que le hemos conocido -algunos afortunados en persona; otros sólo por sus obras- y seguimos en lo que él siempre defendió: sus camaradas.

Aquí está la convocatoria, ya bien próxima:

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Sábado, 11 de febrero a las 17:30
Gran Hotel Velázquez
Calle Velázquez, 62, 28001 Madrid

Presentación y mesa redonda:
EDUARDO GARCÍA SERRANO, ANTONIO GIBELLO, ENRIQUE DE AGUINAGA, RAFAEL IBÁÑEZ, JUSTO GÓMEZ, FERNANDO PAZ, KIKO MÉNDEZ MONASTERIO, JOSÉ JAVIER ESPARZA.

Al finalizar, cena homenaje en el mismo lugar, 50 € / cubierto.
Las reservas habrán de realizarse en centenario.rgs@gmail.com, antes del 9 de febrero, indicando nombre, apellidos y número de comensales.

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Por mi parte -independientemente de que, por supuesto, me sumo a esa convocatoria- ofreceré desde este diario, durante diversos días, el libro de homenaje que quisimos hacer, desde Juntas Españolas, hace ya muchos años. Aquél libro nunca vio la imprenta ni la luz, y creo que ya es hora de que vea, por lo menos, la segunda. 

Algunos de sus creadores ya han fallecido, a otros les he perdido la pista, y solamente cuento con el permiso de Arturo Robsy y Ángel Palomino (¡Presentes!), para dar al público sus palabras. Amén, evidentemente, del mío propio para la parte que me toca.

Si alguien de los que entonces fueron llamados y respondieron gallardamente, tuviera ahora inconveniente para que se publicara su colaboración -en este diario y, evidentemente, sin ánimo de lucro- no tiene mas que comunicármelo en la dirección de correo para contactos que figura en la parte superior de la columna lateral. Por mi parte, no quiero arrogarme mayor mérito que el de haber conservado aquellos originales durante casi treinta años, y darles ahora el destino para el que fueron creados.

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