Despelotados,
porque como seguramente ustedes recuerden, el principio de Ciudadanos fue la
imagen del señor Rivera en pelota picada como reclamo electoral, lo cual
demostró -desde el principio- dos cosas: que el señor Rivera tiene unalto
concepto de sí mismo, y que lo único que tienen para ofrecer es la pura
fachada.
Bien;
pues ahora, Ciudadanos expedienta a dos ediles por permitir dar una calle al
dueño de un bar profranquista. La cosa -según cuenta El País- es que dos concejales de ese
despelotamiento ciudadanista han permitido con su abstención que en Almuradiel
(Ciudad Real) se le ponga a una calle el nombre del dueño del bar
profranquista Casa Pepe, Juan Navarro, que falleció en noviembre de 2014, que
convirtió el bar que regentaba en Despeñaperros (entre Ciudad Real y Jaén) en
un homenaje a la dictadura del general Francisco Franco.
Delito
inexcusable, eso de tener opinión propia y manifestarla, como si existiera un
artículo 20 en esa Constitución que adoran -como becerro de oro- estos gorrinos
de mierda. Delito inexcusable, pecado nefando, el de trabajar incansable y
honradamente -cosas de por si inconcebibles para los paniaguados de esta
cacocracia, o sea, gobierno de los cacos, que padecemos-; el de ofrecer un
servicio impecable, unas atenciones inmejorables, un ambiente educado y limpio
en el que hacer un alto y tomarse un café, o comer magníficamente a precio de
trabajadores, no de chulos de tarjeta black.
Pero
estos Ciudadanos del despelote, siempre condenarán la dedicatoria de una
calle a una persona cuya ideología es abiertamente contraria a los principios y
valores democráticos que defiende nuestra formación.
Es
decir: no se oponen a dedicar una calle porque piensen que el homenajeado no ha
hecho méritos para ello, sino por sus ideas. Puede haber hecho cosas buenas -como
así fue, de hecho, pues patrocinaba equipos deportivos y actividades diversas
de la comunidad-, pero como tuvo las ideas que tuvo, hay que condenarle por
su ideología.
Espero
que -inmediatamente- los Ciudadanos despelotados exijan la retirada de los nombres
de calles como Largo Caballero (el Lenin español), Dolores Ibárruri (la
Pasionaria), Luis Araquistáin, Manuel Azaña (el de los "tiros a la
barriga" de Casas Viejas), Vicente Rojo, Segunda República, 5º Regimiento,
14 de abril, Milicias republicanas, Enrique Lister, Juan Modesto, General
Miaja y un etcétera tan largo como se quiera, todas ellas dedicadas a personas,
fechas u organizaciones que sólo un necio puede considerar afectas a los principios
democráticos salvo que el despelote ciudadánico lleve entre sus principios
la apología del golpe de Estado (elecciones municipales que cambian un régimen,
revolución de Asturias, 1934), la disculpa del asesinato político avisado en
sesión parlamentaria, o la glorificación de militares guerracivilistas o de
milicias radicalmente estalinistas.
Espero,
ni que decir tiene, cómodamente sentado, porque los pánfilos de esta memocracia
no tienen ideas, sino antipatías. Se que repito mucho esta
sentencia de Longanessi, pero es que no hay definición mejor para tanto
mamarracho.
2 comentarios:
No me gusta pecar de "pelota", pero si no lo escribo reviento.
Resulta un verdadero placer leer todas y cada una de las entradas a su blog, y no solo porque la mayoría de la veces esté de acuerdo con sus incisivas observaciones y razonados argumentos, que también, sino porque usted se expresa en una prosa tan preciosista e irónica que logra que el acto de leer, en sí mismo, ya resulte harto grato y satisfactorio.
Un saludo, y perdóneme el "peloteo".
Pd. Totalmente de acuerdo con sus apreciaciones sobre C´s.
No me creo merecedor de tan halagadora calificación, pero -¡a qué negarlo!- la agradezco profundamente. Saber que lo que escribo le gusta a alguien siempre es un aliciente.
Un abrazo, amigo.
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