Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 11 de octubre de 2013

SOBRE LA FIESTA.

Que cada año me parece menos nacional, pero que hay que celebrar porque a los paletos les joroba, y eso no tiene precio.

Estamos a un pasito de que todo reviente, mientras los tontos, los locos, los traidores, los cobardes  y los canallas siguen con su chiringuito. 

El individuo Mas avanza hacia el precipicio, y no tiene salida porque se encuentra entre la espada del rojoseparatismo que ha amamantado y la pared donde su presunta Catalunlla segregada se dará el bofetón. Pero en Vascongadas los filoetarras no le andan a la zaga, aunque la verborrea catalanista les esté haciendo el favor de que pasen más desapercibidos.

Y en todas las demás regiones, quien más, quien menos -peperos incluidos- tiran por la calle de en medio de pasarse al Gobierno de España por el arco de sus autonomías.

Así es que, para lo que gusten mandan, ahí tienen sonando el Himno de España -sin letra, que nunca la tuvo- y aquí me tienen a mí diciendo ¡Arriba España!

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