Siglito, este presente, en el que el señor Mas asegura -dice El Mundo- que será el siglo en el que Catalunya recuperará su plena libertad.' Eso sí, ha añadido que nuestras armas no son las mismas que en 1714, 1713 o 1712, no son ni los cuchillos ni las bayonetas ni los fusiles, sino la democracia, el civismo, el espíritu pacífico y la movilización.
Falta por ver si los catalanes -o sea, los de verdad, no los que chupan de presupuesto a costa del resto de regiones de España- están por la labor, o si -como en otra fecha que don Artur obvia, pero que existió- le salen respondones cuando se animen a dejar de ser pasotas.
Copio del Diccionario para un macuto -magistral obra del maestro Rafael García Serrano- que en la papeleta correspondiente a la palabra Arenga, cuenta:
Arenga muy notable y divertida es la que cuenta Fontana en Los catalanes en la guerra de España. Resulta que Cabanellas fue a visitar en 1936 a la centuria catalana de Nuestra Señora de Montserrat que se batía en Espinosa. “Os traigo turrones y vinos -relata Fontana-, y cuanto precisáis para pasar las próximas fiestas navideñas. Ya sé que estáis lejos del hogar, pero yo os prometo que pronto tendréis la Cataluña libre... (codazo del ayudante y sonrisas en la centuria), libre... ¡libre de los rojos que la subyugan!”
Y es que ahí les duele: que Cataluña -la de verdad, la laboriosa, la culta, la del sentido común- poco o nada tiene que ver con estos advenedizos sinvergüenzas que la subyugan.
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