Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 10 de septiembre de 2013

SOBRE EL SIGLITO DE MAS.


Siglito, este presente, en el que el señor Mas asegura -dice El Mundo- que será el siglo en el que Catalunya recuperará su plena libertad.' Eso sí, ha añadido que nuestras armas no son las mismas que en 1714, 1713 o 1712, no son ni los cuchillos ni las bayonetas ni los fusiles, sino la democracia, el civismo, el espíritu pacífico y la movilización.

Falta por ver si los catalanes -o sea, los de verdad, no los que chupan de presupuesto a costa del resto de regiones de España- están por la labor, o si -como en otra fecha que don Artur obvia, pero que existió- le salen respondones cuando se animen a dejar de ser pasotas.

Copio del Diccionario para un macuto -magistral obra del maestro Rafael García Serrano- que en la papeleta correspondiente a la palabra Arenga, cuenta:

Arenga muy notable y divertida es la que cuenta Fontana en Los catalanes en la guerra de España. Resulta que Cabanellas fue a visitar en 1936 a la centuria catalana de Nuestra Señora de Montserrat que se batía en Espinosa. “Os traigo turrones y vinos -relata Fontana-, y cuanto precisáis para pasar las próximas fiestas navideñas. Ya sé que estáis lejos del hogar, pero yo os prometo que pronto tendréis la Cataluña libre...  (codazo del ayudante y sonrisas en la centuria), libre... ¡libre de los rojos que la subyugan!” 

Y es que ahí les duele: que Cataluña -la de verdad, la laboriosa, la culta, la del sentido común- poco o nada tiene que ver con estos advenedizos sinvergüenzas que la subyugan.

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