Ya saben los habituales que suelo dar noticia de las encuestas que me parecen especialmente significativas y cuyos enlaces me llegan
Esta vez se trata de una de La Vanguardia, a propósito -dice- de la implantación del castellano como lengua vehicular en las escuelas catalanas.
No se pregunta -lo que sería lógico- qué se opina sobre el cumplimiento de las sentencias judiciales, en este caso de su propio Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Tampoco se pregunta cómo se puede negar un derecho constitucional en una región española, ni cómo no son ilegalizados los partidos que defienden la imposición lingüística. Nótese que hablo de imposición, es decir, que se obligue a estudiar en catalán al que no quiere, y nada hablo del derecho de quien sí quiera eseñanza en catalán.
O sea, y para que los aldeanos papanatas me entiendan: aquí no se ataca al catalán y a los que lo quieran hablar. Se exige que quien quiera aprender en español lo pueda hacer sin que le persigan.
La encuesta, claro está, en el enlace. Y se agradecerá la máxima difusión.
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Entre paréntesis, y también para paletos: aquí se habla de español, que es el antiguo castellano enriquecido a través de los siglos con las infinitas aportaciones de otras lenguas, como las autóctonas de Hispanoamérica, el italiano, el alemán, el árabe, el francés, el inglés y, evidentemente, el catalán. Fin del paréntesis.
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