Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 22 de noviembre de 2010

Salvad a mi hija de Rubalcaba y Pajín.

No conozco a Alberto Pascual mas que de voz, a través de su intervención cotidiana en La Quinta Columna de la Radio Intercontinental anterior a la intereconomización desnaturalizadora, y a veces en Punto de Vista, de la misma emisora.
Ahora me llega un artículo suyo que, además de ser emocionante, explica muy bien unas cuantas cosas. Aquí lo tienen:

Salvad a mi hija de Rubalcaba y Pajín

Sin duda alguna, el actual Portavoz del Gobierno es un excelente conocedor de la obra de Chomsky y sus estrategias de manipulación mediática. Estrategias que pone diariamente al servicio de la ingeniería social que su colega "Arfonzo", tan siniestro como su apellido, resumió en aquel célebre "A España no la va a conocer ni la madre que la parió". Rubalcaba comparecía ayer ante los medios para anunciar el próximo paso que en tal sentido prepara la banda de la que es vocero oficial. Muerte digna para enfermos desahuciados, le llaman. Para el régimen de Hitler, un judío tenía la consideración de enfermo, una vez internado en un campo de concentración ya podía darse por desahuciado y la duchita de Zyklon B era la muerte más digna y dulce que el gobierno le garantizaba. Ante un partido como el PSOE, capaz de alumbrar una Ley como la abortista de 1985, una oposición que nada hizo por cambiarla cuando su mayoría absoluta se lo permitía, que sigue financiando en las comunidades en las que gobierna los asesinatos de "nasciturus", y que continúa sin mantener una postura clara ante el ensañamiento genocida que facilita la última reforma al respecto, sólo cabe ponerse en guardia.
Y eso es lo que, en primera persona, hago en este artículo-testimonio, alertado por lo escuchado sobre ese remedo de eutanasia que empiezan a pergeñar.
Marta, mi hija mayor, con 6 años de edad, fue diagnosticada a finales de 2007, en Madrid, nuestro lugar de residencia, de un cáncer infantil denominado neuroblastoma, en estado de alto riesgo, con amplificación del oncogén n-Myc, y metástasis diversas. Desgraciadamente, la variedad con peor pronóstico.
Pese a mi relativa juventud, siempre he crecido imbuído del espíritu de monje-soldado, para el que la rendición no forma parte de su vocabulario. Por ello, y arropado por la familia entera, esa célula básica e indisoluble de la sociedad en la que algunos aún creemos, nos lanzamos, cargados de fe, al acompañamiento de nuestra hija en su lucha. A Dios rogando y con el mazo dando.
Difícilmente puede entenderse el modo en que todos nosotros fuimos viviendo el proceso sin intervención sobrenatural alguna. Las cadenas de oración que se iniciaron, y que continúan hoy en día, inasequibles al desaliento, nos fueron dando una fuerza que jamás hubiésemos sospechado tener. Duras quimioterapias, trasnsplante autólogo con reclusión de un mes en una habitación "limpia", cirugías, radioterapia, noches y noches de hospital, integradas en la rutina laboral imprescindible para seguir manteniendo los ingresos... En agosto de 2008 se había conseguido la remisión completa, y nuestra campeona, alumna de un exigente colegio con enseñanza en alemán había superado, además, su curso escolar con la tenaz ayuda de mi santa esposa. Tocaba ahora la terapia preventiva para evitar posibles recidivas. Todo ello con controles semanales en el Hospital de Día.
Mayo de 2009 marcó el final del tratamiento. En junio de 2009, mi buen amigo Eulogio López apuntaba incluso a un posible milagro desde su digital "Hispanidad".
Pero estaba claro que Dios quería seguir poniéndonos a prueba, para ser dignos testigos de su grandeza y ayudar en la conversión y salvación de las almas de aquellos a los que pretendemos ayudar con nuestro ejemplo. En julio apareció la temida recidiva. Los mejores expertos de la Comunidad de Madrid nos comunicaron con cariño pero con franqueza que sólo quedaba esperar el fin con una terapia paliativa.
La providencia aparece cuando uno menos la espera, y se cruzó en nuestro camino una gran profesional y mejor persona, a punto de dar a luz entonces a su noveno hijo. Buscó por todo el planeta al equipo con mayor índice de éxitos en el tratamiento de la patología de nuestra hija. Tuvo que trasladarnos con dureza reiterados informes que, a la vista del caso, confirmaban su carácter incurable.
Hasta que el MSKCC de Nueva York nos abrió una puerta a la esperanza. Además, nos ofrecían la posibilidad de seguir el tratamiento desde Barcelona, tutelado por uno de sus colaboradores. Era octubre de 2009. Alquilamos casa en Sant Cugat del Vallés, trasladamos expedientes académicos, y nos mudamos toda la familia a Cataluña, manteniendo mi trabajo gracias a la solidaridad de mis socios y a mis desplazamientos cada semana a Madrid. Contábamos nuevamente con la ayuda de esa institución en vías de extinción que es la familia así como de un nutrido número de grandes amigos. No quiero extenderme más sobre todo aquello por lo que hasta el día de hoy hemos pasado, que daría para todo un libro. Un libro con capítulos tan desgraciadamente interesantes como la razón sin desvelar que llevó al periodista Eduardo García Serrano a calificar de "zorra" a la Consejera de Sanidad Catalana, y que guarda relación con nuestra historia. Algún día habrá mas oportuno para explicarlo.
Sólo queda concluir que, a día de hoy, nuestra hija mantiene una pequeña enfermedad en médula ósea controlada y asintomática. No ha perdido ningún curso, asiste regularmente a sus clases, a catequesis e incluso se ha iniciado en la danza. Jazz, para ser más exactos.
No sabemos qué le deparará el mañana. De hecho, nadie sabe cuál será su último día. Sólo Zapatero y sus secuaces pretenden hacerlo previsible, como ya lo hicieron sus predecesores en las checas de los años treinta.
Porque Marta, a la par que un ejemplo de fuerza y alegría en la lucha por la supervivencia, ha sido y es, un gran coste económico para la sociedad y para la familia. A la vista de esa carga, de la situación de crisis, del anuncio de Rubalcaba, y del afán de sus opositores peperos de convertir la sanidad en un negocio liberalizado, me pongo en guardia. Y sospecho. Y temo. Y pienso que, tras la primera recidiva de otra Marta cualquiera, su puesto en esta vida se consideraría convenientemente amortizado y tocaría la "muerte digna".
Hablando de dignidad. ¿Vamos a tener los españoles dignidad suficiente para parar la aberración que se avecina? ¿Vamos a privarnos sin rechistar de todas los juegos, viajes y momentos como los que con nuestra hija hemos podido disfrutar desde que se le dio por desahuciada? Y todos los que están por llegar hasta que Dios nos llame a ella o a nosotros a la vida eterna. Sólo El decidirá. La vida es un reto. Acéptalo. La vida es la vida. Defiéndela.
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Alberto Pascual

1 comentario:

Jose dijo...

Hola,

Es realmente muy emocionante. Pero no acabo de ver la relación entre el caso de la hija de este periodista y una posible despenalización de la eutanasia voluntaria.

Un saludo.

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