Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 7 de octubre de 2010

SOBRE LA BUSQUEDA.

La de etarras que ha ordenado el juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, que efectúe la Policía en Colombia, por si algún "arrepentido" de las FARC los reconoce.
Temo que, aunque el señor juez Velasco haga bien en seguir todos los hilos posibles, la medida carezca de eficacia. Por esta razón, le diré al señor juez Velasco por dónde podría encontrar otro hilo, probablemente más fiable y útil para desenredar la madeja etarra.
Como sabe Su Señoría, la legislación vigente considera que los llamados por el padre Arzallus "chicos de la gasolina"; esto es, los de la guerrilla urbana en Vascongadas, son parte del entramado terrorista. También lo son -varios juicios lo demuestran- los del entramado económico, y los del entramado político; es decir, los de los partidillos, partidetes y partiduchos que apoyan a ETA.
De ello cabe concluir que el apoyo y la colaboración con ETA son delitos. ¿Voy bien hasta ahora, señor juez?
Pues demos un paso más, y busquemos quien o quienes han ayudado a ETA desde los más altos niveles. Dése un paseo, señor juez, por la Moncloa y otros lugares jerárquicamente dependientes, y hallará colaboraciones con banda armada de más importancia.

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