Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 13 de enero de 2010

SOBRE LAS PROPUESTAS DE RAJOY.

Las que ha regurgitado para paliar la crisis económica, que consisten en más de lo mismo y repetir lo de siempre: abaratar el despido, y congelar el sueldo de los funcionarios.
 
Abaratar el despido -que ya es, de hecho y desde hace muchos años, libre- es la receta típica de los capitalistas: usar y tirar a los trabajadores. Tampoco se les puede reprochar a los capitalistas -ojo, capitalistas, no pequeños y medianos empresarios, que es otro tema- que pretendan esto, cuando el usar y tirar es la moda en todos los aspectos, llámese coches, llámese electrodomésticos, llámese macho o hembra de fin de semana.
 
Sí cabe reprochárselo, en cambio, a los políticos, que se supone que hemos elegido para que defiendan nuestros derechos, elaboren leyes justas y resuelvan los problemas. No para que repartan la precariedad y la miseria.
 
En cuanto a la congelación salarial de los funcionarios, que es una medida también habitual y con buena prensa, no deja de ser repetición de lo acostumbrado. González, y Aznar ya lo hicieron en su día, produciendo entre ambos una pérdida de poder adquisitivo del funcionario de a pie en torno al 40%. Pérdida no equiparable, ni que decir tiene, a los funcionarios de alto nivel, que han visto y siguen viendo subir sus emolumentos con todo tipo de justificación.
 
En cualquier caso, bueno sería que el encuestadito de a pie de calle, el hablador de bar, el periodista indocumentado y necio, el tertuliano cobista y bien remunerado, supieran que la mejor manera de reducir coste de personal en la administración no es bajar el sueldo de los empleados, sino eliminar las administraciones redundantes. Que la manera de ahorrar no es dejar sin cubrir las vacantes para rellenar los huecos con contratos basura de personal eventual, o con la contratación de empresas de servicios.
 
Porque así se reduce la partida presupuestaria de personal, sí; pero aumenta en proporción geométrica la de contratos externos. Y además, el personal de la administración -funcionario o laboral- tienen obligación de guardar el debido sigilo en lo que conozcan por motivo de su trabajo, no así los empleados de una empresa que los arrienda a la administración.

No hay comentarios:

Publicidad: