Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 5 de abril de 2009

SOBRE FRENAR LA DESTRUCCION DE EMPLEO.

Porque dice don Celestino Corbacho, Ministro de Trabajo e Inmigración -evidentemente, más de lo segundo que de lo primero- que en este año que sufrimos, de lo que se trata es de frenar la destrucción de empleo, porque de crearlos, nada de nada.
Dícese, además, el señor Corbacho revolucionario, porque no admite que un país que es la octava potencia del mundo, deje "en la frontera de la exclusión social" a quienes han tenido la desgracia de perder su trabajo.
Bien, don Celestino; de lo del pleno empleo de su amo Rodríguez, entonces, ni hablamos. Pero mire, lo revolucionario no es darle subsidios a los desempleados, sino darles trabajo. Trabajo digno, por cierto, no esa esclavitud del trabajo temporal, los contratos basura por horas y demás lindezas que ustedes -ustedes, con los Gobiernos de González- se han inventado para repartir la miseria.


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