Mi camarada Arturo -a quien ustedes ya conocerán; y si no, en Facultad de Falange y otros muchos sitios pueden conocerlo, como manda el Evangelio, por sus obras- me hace algún interesante comentario sobre la entradilla referente a la nómina de Franco que publiqué días atrás.
Entre otras cosas, me refiere que él vió una de las nóminas de verdad, y que el sueldo de Capitán General lo pasaba al Colegio de Huérfanos; cosa que -comenta Arturo- para el del panfleto eso ni se puede soñar: sería como arrancarse un diente con las manos desnudas.
En su día vi lo que parecía una fotocopia de una nómina de Franco, y creo recordar que no ascendía ni por asomo a lo que dicen. No sé si sería real o no; el hecho es que tenía tanto parecido con la realidad como la que saca este panfleto que comenté. Quizá la tenga aún en casa, entre los papeles antiguos, pero sin tiempo de buscarlo.
Lo que no llegan a comprender -lamentablemente los necios circundantes tampoco- es que todo el que está sujeto a nómina está trincado por Hacienda irremediablemente, y el que tiene que justificar sus gastos -ahí es nada, una mesita de 350 ptas.- no tiene posibilidad de hacer mangas y capirotes.
Otra cosa que nunca van a entender es que los números son lo más inexacto del mundo en manos de un prestidigitador estadístico. Porque si el IPC ha subido un 950%, -como dicen a la hora de calcular el supuesto sueldo actualizado de Franco-, la mesita de marras costaría hoy el equivalente de unas 330.000 pesetas. Y si mi madre, con su sueldo de entonces -unas 20.000 ptas- podría haber comprado unas 57 mesas de aquellas, para comprar hoy esas 57 mesas habría que ganar casi 19 millones de pesetas, esto es 114.000 euros.
O -al hilo del comentario de mi camarada Arturo- disponer de partidas inagotables para fondos reservados, cuyos gozadores no tienen que justificar ante nadie. No como la mesita de Franco.
Entre otras cosas, me refiere que él vió una de las nóminas de verdad, y que el sueldo de Capitán General lo pasaba al Colegio de Huérfanos; cosa que -comenta Arturo- para el del panfleto eso ni se puede soñar: sería como arrancarse un diente con las manos desnudas.
En su día vi lo que parecía una fotocopia de una nómina de Franco, y creo recordar que no ascendía ni por asomo a lo que dicen. No sé si sería real o no; el hecho es que tenía tanto parecido con la realidad como la que saca este panfleto que comenté. Quizá la tenga aún en casa, entre los papeles antiguos, pero sin tiempo de buscarlo.
Lo que no llegan a comprender -lamentablemente los necios circundantes tampoco- es que todo el que está sujeto a nómina está trincado por Hacienda irremediablemente, y el que tiene que justificar sus gastos -ahí es nada, una mesita de 350 ptas.- no tiene posibilidad de hacer mangas y capirotes.
Otra cosa que nunca van a entender es que los números son lo más inexacto del mundo en manos de un prestidigitador estadístico. Porque si el IPC ha subido un 950%, -como dicen a la hora de calcular el supuesto sueldo actualizado de Franco-, la mesita de marras costaría hoy el equivalente de unas 330.000 pesetas. Y si mi madre, con su sueldo de entonces -unas 20.000 ptas- podría haber comprado unas 57 mesas de aquellas, para comprar hoy esas 57 mesas habría que ganar casi 19 millones de pesetas, esto es 114.000 euros.
O -al hilo del comentario de mi camarada Arturo- disponer de partidas inagotables para fondos reservados, cuyos gozadores no tienen que justificar ante nadie. No como la mesita de Franco.
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