Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 3 de diciembre de 2008

SOBRE EL NUEVO ASESINATO.


Nuevo asesinato de ETA, faltaría más.

En esta ocasión, la víctima ha sido un empresario, don Ignacio Uria Mendizabal, de 71 años de edad.

Y uno, que no se considera capacitado para formular condenas ni repulsas, si lo está para pensar. Y pienso que tal vez -solamente tal vez- ETA hubiera tenido más difícil asesinar a un anciano si los guardias serviles -Eduardo García Serrano los definió- dedicados a impedir las oraciones dentro de un templo, a requisar rosarios, a chorizar llaveros, a guindar imágenes de la Virgen del Pilar o a portar banderas de España robadas con la marcialidad de un cuto, se hubieran dedicado a hacer lo propio con los símbolos etarras.
Si los aguerridos guardias serviles que galleaban a las puertas del Valle de los Caídos, mandados por el bizarro capitán que muestra la foto; si los valerosos embozados con fervor digno de mejor causa; los heróicos milicianos que prohibían la entrada a una Basílica por llevar un crucifijo, hubiesen estado en Vascongadas...


Pero no; estos heróicos, aguerridos, valerosos y bizarros serviles no habrán estado en Vascongadas.

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