Nuevo asesinato de ETA, faltaría más.
En esta ocasión, la víctima ha sido un empresario, don Ignacio Uria Mendizabal, de 71 años de edad.
Y uno, que no se considera capacitado para formular condenas ni repulsas, si lo está para pensar. Y pienso que tal vez -solamente tal vez- ETA hubiera tenido más difícil asesinar a un anciano si los guardias serviles -Eduardo García Serrano los definió- dedicados a impedir las oraciones dentro de un templo, a requisar rosarios, a chorizar llaveros, a guindar imágenes de la Virgen del Pilar o a portar banderas de España robadas con la marcialidad de un cuto, se hubieran dedicado a hacer lo propio con los símbolos etarras.
Si los aguerridos guardias serviles que galleaban a las puertas del Valle de los Caídos, mandados por el bizarro capitán que muestra la foto; si los valerosos embozados con fervor digno de mejor causa; los heróicos milicianos que prohibían la entrada a una Basílica por llevar un crucifijo, hubiesen estado en Vascongadas...
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