Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 4 de diciembre de 2008

SOBRE LA SUERTE DE LOS TERRORISTAS.

Suerte consistente, según el señor Presidente del Gobierno, en que «los asesinos de Ignacio Uría pueden estar seguros de que correrán la misma suerte que sus antecesores y, por ello, pasarán el resto de sus vidas en la cárcel», tal y como recoge -textualmente- La Razón.
Y aquí está la prueba gráfica:




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