Ya se que con
estos comentarios acerca de lo que dicen cuatro -o seis, u ocho, que los
gilipollas abundan- analfabetos minimizo el problema, lo dejo al nivel de la
anécdota; pero es que lo serio ya lo tengo comentado veinte veces y -como
gracias a Dios sigo siendo persona normal- no me apetece
repetirme.
Empezaré por don Juan Tardá, que escribió Felipe VI digno
de Felipe V. Y se quedó tan ancho, quizá porque en su obnubilación se ha
olvidado de que, al final, Felipe V se las dio todas juntas a los partidarios
del Archiduque Carlos de Austria, quien -por si el Tardá tampoco lo sabe- había
renunciado a sus pretensiones sobre la Corone de España. ¡Ay, Juanito, si fuera
verdad, y un Felipe VI se pusiera al frente de las tropas para meter en vereda a
todos los traidores!. Pero eres tan tonto, que incluso das ideas.
Luego,
la concejal pepera de Palamós (Gerona) -lugar donde, por cierto, se impidió
atracar a uno de los ferrys que el Gobierno ha contratado como alojamiento de
los policías y guardiaciviles destacados al Frente de Catalunlla-, concejal de
nombre Vanessa Mányik, que abandona el PP porque está decepcionada y en
desacuerdo con la brutalidad de las cargas policiales.
Pues
imagínese, doña Vanessa, la decepción de sus votantes al oírla a usted. Y
prepárese para brutalidad cuando tomen el poder los anarcoguarros actuales, que
van a dejar pequeñitos a los ácratas de 1936 y siguientes. Si sobrevive a la
democratización, viene y me lo cuenta. Porque si Catalunlla se separa de España,
lo que le espera es una guerra civil entre los burgueses catetos y los
anarcoguarrocomunistas; esos a los que los mismos paletos burgueses han
amamantado -antisistema, okupas...- para usarlos como fuerza de choque en sus
algaradas antiespañolas.
A continuación, la señora, señorita o lo que
guste ser Marta Torrecillas; esa que se quejaba de que la Policía le había roto
los dedos de la mano derecha, cuando en los vídeos posteriores aparece con la
izquierda vendada. Como, sin duda, quería tener sus cinco minutos de fama -o su
catapulta a algún carguito futuro, que miren donde ha terminado la Colau desde
sus comienzos de tiorra y esta mengana ya es concejal de algún pueblo- ha añadido también que los agentes le hicieron
tocamientos sexuales. Desde luego, doña Marta tiene un muy alto concepto
de sí misma, o acaso se echó la siesta y soñó cosas peregrinas, de esas que a
todos nos ofrece el subconsciente cuando no lo controlamos.
Y para
terminar el pastel, la guinda de la Unión de Guardias Civiles, que afirmaba ayer
en un comunicado: La situación en Cataluña se parece más a la de la Alemania
nazi que a la que se pueda ver en cualquier otro país en el que impere un
sistema democrático.
Ignoro si esta Unión de Guardias Civiles es
representativa, o si es de donde -por ejemplo- salen esos guardias que se acaban
haciendo diputados podemitas. En cualquier caso, lo mismo deberían pensar que ya
está bien de volver a matar a Hitler; de volver a profanar el cadáver de
Mussolini; de seguir luchando contra Franco; de seguir asustando -que viene el
coco- con la mentira del fascismo, cuando cualquier persona no iletrada sabe
perfectamente que las tácticas empleadas por los separatistas catalanes,
perfectamente representados por los anarcoguarros, son de manual comunista.
Dénse una vueltecita -sin gastos pagados y sin tratamiento VIP a cargo de sus
gobiernos- por Cuba o por Venezuela; o lean ustedes -supongo, aunque a veces no
lo parezca, que sigue vigente la obligación de saber leer y escribir que
estableció el Duque de Ahumada- a Hemingway o a Koestler, por sólo citar
extranjeros de lo más democrático y antifascista. O al socialista Arturo Barea,
que a pesar de vivir de ello y -como buen socialista- haber ejercido de censor,
no puede evitar que se le escapen muchas y jugosas perlas.
En España, los nazis son pocos y, salvo excepciones, más dedicados al simple folclore que a la actividad política seria. Eso, si dejamos a un lado los que son simplemente bestias que se apropian de símbolos que les son ajenos. En España, los fascistas -si los hay-, son simplemente estudiosos muy lejos de tener seguidores. En España, los nacionalsindicalistas -o sea, falangistas, dicho sea para ignorantes- somos pocos y, desgraciadamente, mal avenidos. En España hay, eso sí, muchos patriotas engañados y manipulados por la prensa -toda-, los partidos -todos-, y la mala educación recibida en las infinitas leyes con que esta democracia ha considerado oportuno castigar su intelecto. Patriotas que no saben a donde acudir, ni qué hacer, ni cómo darle forma a sus aspiraciones.
Sin embargo, el comunismo
-vaya esto no sólo para esta unión de guardias civiles sino para periodistas y
mamarrachos de cualquier pelaje, que hay que ver cómo siguen luchando contra
Franco en, por ejemplo, la episcopal COPE, tan silenciosa ante el hecho de que en Barcelona las
iglesias cierren por huelga- lo tienen ustedes en el hemicirco y en los
ayuntamientos de ciudades como Madrid y Barcelona.
En fin, amigos; ya se
que esto son anécdotas, pero es en ellas en donde se nota y se mide a qué clase
de gentuza hay que hacer frente. Los otros, los del Gobierno, ya los tengo
definidos ampliamente y para qué cansarles más.
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