Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 3 de julio de 2017

SOBRE LA MIERDA DEL ORGULLO.


No se me encampanen los tolerantes, los demócratas, los respetuosos, los orgullosos y -menos aún- los fiscales, porque no pretendo decir que la fiesta del homosexualismo sea una mierda, sino que la referida cuchipanda arrojó -literalmente- 469 toneladas de porquería -115 sólo en la manifa- sobre las calles de Madrid.

La referencia la pueden ver en 20 minutos, pág. 10 de la edición en papel de Madrid. En ese periódico pueden ver la foto de un sufrido operario de limpieza barriendo los productos del orgullo ayer por la noche. 



Espero que hoy sigan con el resto de las calles de esta emporcada ciudad, porque si las autoridades municipales se encargan de limpiar inmediatamente la basura de los orgullosos, quizá sea también hora de que limpien la mierda que nos persigue, durante semanas, a todos los demás en cuanto ponemos un pie en la calle.

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