La visita al campo de concentración de Auschwitz, en Polonia, donde -según La Gaceta- ha orado en silencio y en un profundo recogimiento en el patio donde se llamaba a los elegidos condenados a muerte.
Y donde -según Religión en Libertad- ha escrito en el Libro de Honor del campo de Auschwitz: Señor, ten piedad de tu pueblo; Señor, perdona por tanta crueldad.
Es correcto, y está en lo suyo. Está bien que un Papa clame contra los asesinatos, consuele a las víctimas -eso que durante décadas no han hecho los curas y obispos baskos-, rece porque no se repita.
Me asalta, no obstante, una pregunta; pregunta que ruego se tome como indicación de mi ignorancia, y no de mala fe. Y la pregunta es para cuando -dentro de esta visita a Polonia- está prevista la visita del Papa Francisco a las fosas de Katyn. (*)
(*) Para demócratas, rojos, liberales y políticamente correctos en general, véase El País (18-04-2010):
Uno a uno, a sangre fría, 22.000 militares polacos como Wolinski fueron ejecutados de un tiro en la nuca en 1940 y arrojados a fosas comunes en territorio de lo que entonces era la Unión Soviética. Fueron víctimas de la policía secreta de Stalin, el temido y siniestro NKVD. La conocida como matanza de Katyn -el bosque próximo a la ciudad de Smolensk en el que fueron hallados los primeros cadáveres- supuso el exterminio, en menos de un año, de la élite polaca. Durante medio siglo, el crimen fue censurado por el régimen comunista, que siempre acusó a la Gestapo de esa terrible carnicería.
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