O el -dispensen la desfachatez- descojonamiento propio.
Porque es para descojonarse de risa el espectáculo de los
progres; los que presumen de liberales, de tolerantes y de -ni que decir tiene-
demócratas. Más demócratas que la madre que las parió -a las democracias, digo-
y que, casualmente, es precisamente los Estados Unidos de América, cuando menos
por lo que a la democracia liberal y partitocrática se refiere.
Para descojonarse, ver u oír con qué aspavientos, con qué
jeremíaco desasosiego, con qué atosigante relajamiento de esfínteres, se
lamentan televisiones, periódicos, radios, partidillos, partidetes y
partiduchos, por la victoria electoral de Donald Trump en USA.
A mí el señor Trump no me gusta. En lo que se ha revelado
sobre él durante la campaña electoral, me da la impresión de ser un perfecto
patán en su vida privada; uno de esos nuevos ricos engreídos y maleducados que
-por desgracia- tanto conocemos por aquí. En su vida pública, el señor Trump ha
hecho lo que tenía que hacer para ganar, y -a las pruebas me remito- lo ha
hecho bien.
El señor Trump ha sabido entender qué es lo que le preocupa
al ciudadano estadounidense. Un ciudadano que no es el habitante de Nueva York
o de Los Ángeles solamente, porque entre ambas ciudades -y ambas costas- hay
muchos millones de personas que también tienen derecho a hacerse oír, y que
-los votos, tótem supremo del demócrata liberal, lo cantan- no parecen
coincidir con los progres prepotentes de las grandes ciudades.
El señor Trump ha dicho -hablando claro y sin subterfugios-
lo que cuando lo dicen los tontiprogres de la prensa -a la española me refiero-
es lógico y razonable, y cuando lo dice otro, es anatema. Sobre todo, cuando
quien lo dice no les cae bien. O no les unta bien, que ya nos vamos conociendo.
Pero es que la incongruencia roza extremos verdaderamente patológicos en muchos
casos, como los de esa cadena de radio de la Conferencia Episcopal, que se
lamenta de que no haya ganado las elecciones de Estados Unidos la señora
Clinton, reconocida abortista que, durante el mandato de su marido, se dedicó a
exportar el aborto a los países desfavorecidos de África, Asia y América del
Sur y del Centro. Y lo hizo supeditando la concesión de ayudas al
establecimiento en esos países del aborto libre.
Entiendo perfectamente que el programa del señor Trump no
sea considerado conveniente para Europa. Ya ha advertido, por ejemplo, que si
Europa quiere Defensa que se la empiece a pagar, porque los EE.UU. ya están
hartos de poner la cara por nosotros; sobre todo, porque esta Europa vieja,
cobarde y marrullera reclama ayuda para, sacadas las castañas de fuego, entonar
el go home.
También ha dicho que los americanos primero -cosa
que, evidentemente aplicada a nosotros, ya decíamos en Juntas Españolas hace
más de veinte años-; que no admitirá emigrantes que no acepten los valores del
país; que deportará a los emigrantes delincuentes y meterá en la cárcel a los
que vuelvan ilegalmente.
Ha dicho -ahí abajo tienen ustedes la copia de su contrato con el votante americano- otras muchas cosas que a mi me parecen bastante
razonables.
Porque si esto no lo hubiera dicho Trump, cualquiera lo
daría por bueno, por lógico, por razonable y por ejemplo a seguir. Cualquiera
que no sea un delincuente extranjero, que no sea un progre apátrida, que no sea
un demagogo o que no sea -directamente- gilipollas.
En otro orden de cosas, demuestran no vivir en el mundo los
que temen que Donald Trump aplique su esnobismo y zafiedad personal al
gobierno. En Estados Unidos -el único país, que recuerde, donde se ha destituido
a un Jefe del Estado de forma legal y pacífica- el sistema es perfectamente
capaz de atemperar excentricidades.
CONTRATO CON EL
VOTANTE AMERICANO.
"Lo que sigue es mi plan de acción de 100 días para
hacer a América Grande otra vez". El equipo de Donald Trump ha colgado en
su web los temas prioritarios que abordará el nuevo presidente de EEUU durante
los primeros meses de su mandato. Su "contrato con el votante
americano" incluye numerosas medidas económicas, además de algunas de sus
polémicas propuestas en materia de inmigración, como la famosa construcción de
un muro con México. A continuación, los principales ejes de dicho plan:
- Congelará la contratación de nuevos empleos federales para
reducir el personal público, pero exceptuando al ejército, las fuerzas de
seguridad y la sanidad pública.
- Establecerá un nuevo requisito por el cual, en caso de
aprobar una nueva normativa o regulación, la Administración deberá eliminar dos
regulaciones ya existentes.
- Renegociará el tratado de libre comercio con Canadá y
México (TLCAN) e incluso amenaza con retirarse del mismo.
- Anunciará la retirada del Acuerdo Transpacífico de
Cooperación Económica (TPP), el mayor acuerdo comercial de la historia firmado
hasta la fecha, aunque no incluía a China.
- Ordenará que China sea etiquetada como un
"manipulador monetario", denunciando así que devalúa su moneda para
abaratar artificialmente sus productos.
- Ordenará identificar "todos los abusos de comercio
exterior que injustamente afectan a los trabajadores estadounidenses" y
adoptar las medidas precisas para "poner fin a esos abusos de
inmediato".
- Levantará las restricciones a la producción nacional que
en su día impuso la Administración Obama al sector energético, incluyendo
petróleo, gas y carbón, y eliminará las trabas al desarrollo de este tipo de
proyectos, incluida la construcción del gran oleoducto Keystone Pipeline.
- Suspenderá los miles de millones de dólares que, en
principio, debería aportar EEUU a la lucha contra el cambio climático y
destinará ese dinero a la mejora y reconstrucción de infraestructuras
medioambientales y acuíferas en EEUU.
- Propondrá al Congreso un "plan económico" para
que el PIB crezca a un ritmo del 4% anual y genere, al menos, 25 millones de
nuevos puestos de trabajo mediante una rebaja generalizada de impuestos y una
amplia simplificación regulatoria. La rebaja fiscal será del 35% para las
familias de clase media con dos hijos.
- Sancionará fiscalmente a las empresas que decidan deslocalizar
su producción a otros países mediante la aplicación de aranceles a sus
productos.
- Apostará por la cooperación público-privada, aplicando
incentivos fiscales, para impulsar un gran plan de infraestructuras por valor
de 1 billón de dólares durante diez años, que, según dicho
"contrato", resultará "neutral" en materia presupuestaria.
- Redireccionará el dinero público que reciben los colegios
para que los padres puedan decidir libremente a dónde enviar a sus hijos, ya
sean centros públicos, privados o religiosos, a su elección. Además, devolverá
la supervisión educativa a las comunidades locales.
- Derogará y sustituirá el polémico Obamacare por Health
Savings Accounts(cuentas de ahorro para gastos sanitarios con ventajas fiscales
y condiciones flexibles que, además, pueden dejarse en herencia, con la
posibilidad añadida de poder deducirse las primas del seguro médico). Además,
cada estado manejará los fondos destinados a Medicaid (seguros de salud
públicos para gente sin recursos o con bajos ingresos).
- Reformará la Agencia Federal de Medicamentos (FDA) para
agilizar la aprobación y venta de nuevos fármacos mediante la eliminación de
burocracia.
- Impulsará un Ley de Cuidado Infantil y de Tercera Edad
para que los estadounidenses puedan deducirse fiscalmente los gastos y
servicios asociados al cuidado y la atención de niños y ancianos. Promete
incentivar a las empresas para que incorporen guarderías en los centros de
trabajo y ofrezcan fondos libres de impuestos para personas dependientes. Ofrecerá
subvenciones públicas para las familias con ingresos más bajos.
Las políticas de inmigración.
Por otro lado, en el citado "contrato" incluye
también algunas de sus propuestas más polémicas en materia de inmigración
Empezará a deportar a los más de dos millones de inmigrantes
ilegales con historial delictivo y cancelar las visas a los países extranjeros
que se nieguen a admitirlos.
Rechazará a los inmigrantes que procedan de regiones
"propensas al terrorismo".
Todas las personas que quieran entrar en EEUU serán
investigadas en profundidad.
Trabajará en la construcción de un muro en la frontera sur,
cuyo coste será reembolsado por México.
Impondrá una pena obligatoria mínima de dos años para
quienes intentan entrar en EEUU de forma ilegal tras una deportación y de cinco
años de prisión para quienes, además, tengan antecedentes criminales o dos o
más deportaciones previas. Asimismo, reformará las normas de visado para elevar
las penas por expiración de permisos.
Pretende que los puestos de trabajo disponibles se ofrezcan
primero a los estadounidenses.
Se asegurará de que quienes sean admitidos en Estados Unidos
acepten los valores del país.
Cancelará toda la financiación federal a las denominadas
"ciudades santuario", las más laxas e indulgentes con los inmigrantes
ilegales.
Seguridad, ejército y corrupción.
Por último, aumentará los fondos y recursos destinados a
combatir la delincuencia, el tráfico de drogas y las bandas criminales;
aumentará la inversión militar; permitirá que los veteranos asistan a los
médicos privados de su elección; mejorará la infraestructura contra los ataques
cibernéticos; y combatirá la corrupción política.
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