El ministro, en este caso, es don Jorge Fernández Díaz, que
-véase La
Gaceta- ha coincidido con el presidente francés, François Hollande, en que
los terroristas "han declarado la guerra a la
civilización."
Por supuesto, tanto
para el señor Fernández como para el señor Hollande, la cosa es cuestión de unos
pocos, los terroristas. Sin añadir apellido. Terroristas crecidos por generación
espontánea, sin madre, padre, ni raíces culturales o ideológicas. Todo por no
decir, -pese a tener las evidencias en la mano-, que son terroristas
musulmanes.
Y los que le añadimos el apellido
y les damos la filiación completa, somos ultraderechistas, fascistas, racistas y
xenófobos, claro está. Lo cual no impide que los terroristas del sábado en París
se explotaran o dispararan al grito de "Alá es grande", o similar cosa
que gusten decir.
Y los que decimos que entre
esos refugiados tan majos -que se vienen a esta Europa perdida en vez de
combatir al enemigo del que dicen huir-, habrá gente que verdaderamente huye del
horror; pero también hay maleducados que tiran la comida que se les ofrece
porque el envase tiene una cruz roja; y también hay terroristas -léanlo en La
Gaceta- que vienen con pasaportes sirios robados, y están dispuestos -véase
de nuevo La
Gaceta- a matarnos, y el pasado sábado lo hicieron en Francia; los que
decimos estas cosas -aunque estén avaladas por los hechos- somos racistas y...
bueno, todo eso.
Bien: han hecho falta casi
diez años para que un Ministro del Interior español y un Presidente de la
República Francesa se enteren de que esto es una guerra. Han hecho falta cientos
de muertes. ¿Cuántos años serán necesarios, cuantas muertes, para que se enteren
de que es una guerra entre dos civilizaciones y de que -para el enemigo- es una
guerra de religión?
¿Se acuerdan del
señor Zapatero, el de la Alianza de Civilizaciones que tantos millones
nos ha costado? Ya por entonces, hace casi diez años -y lo citaré para que nadie
diga que me pongo medallas que no corresponden- escribí sobre el tema, y -a
riesgo de parecer inmodesto por la autocita- ahora lo
copio:
SOBRE LA
“ALIANZA”
01/02/2006
Esa
de civilizaciones que se ha inventado el señor Rodríguez Zapatero.
Como
invento no está mal. También en Bizancio se inventaron el debate sobre el sexo
de los ángeles, mientras los árabes, en las puertas, se preparaban para dárselas
todas juntas. Realmente, la Historia es monótona porque el número de los tontos
es infinito.
Desde la inmodestia de no considerarme demasiado tonto, creo
que no estamos precisamente en una alianza de civilizaciones, sino en una clara
GUERRA DE CIVILIZACIONES. En la cual, obviamente, mientras discutimos sobre el
sexo de los ángeles, el enemigo empieza a dárnoslas todas en el mismo
sitio.
Cuando dos civilizaciones se enfrentan, la coexistencia es
imposible. Una u otra deben vencer, destruir, hundir en el simple recuerdo del
erudito, a la otra. Y la llamada civilización occidental, esencialmente
cristiana, en franco declive, no tiene fuerza para oponer una resistencia real
al ataque.
Se enfrenta la civilización occidental, hundida en la molicie,
en la apatía, en el egocentrismo, sin fe en sí misma, a una civilización
expansiva, creyente, fanática e impelida -por su propia religión- a la
guerra.
Total, que será cuestión de más o menos tiempo, pero estamos
listos si no se produce un rearme moral de Occidente.
**************
SOBRE EL DIÁLOGO
08/02/2006
El
propuesto por su Santidad, Benedicto XVI, entre las religiones y las
culturas.
Alabando sinceramente el deseo pacificador del Papa (esa es su
obligación), creo que poco diálogo cabe entre la religión Católica y la
musulmana. La religión musulmana es una religión del odio, de la guerra. Y quien
piense lo contrario, que me ate por el rabo la mosca de que para entrar al
paraíso de Alá la forma mas directa, el atajo, es despenar perros cristianos en
guerra santa.
Podemos dialogar, claro. Pero –Rafael García Serrano lo
dijo- del diálogo no brota la luz, sino el hematoma.
También es
cierto que dos no se pelean si uno no quiere. Pero –también lo dijo el maestro
Rafael- el que no quiere, se lleva todas las bofetadas.
Y en ello
estamos.
***********
Y para
aquél aviso de hace casi una década no hacía falta ser un lince. Bastaba con no
ponerse las anteojeras del burro en torno a la noria, dejarse de topicazos y
gilipolleces, y ver la realidad como es, no como quisieran que fuera los
papanatas buenrrollistas y políticamente necios.
Sin embargo -entonces como ahora, aunque nuestros gobernantes
anden tan retrasaditos como suelen- estamos en guerra. Una guerra que estamos
perdiendo, y que no ganaremos si no la queremos librar como
corresponde.
“Matadles dondequiera que
los encontréis, y expulsadles de donde os hubieran expulsado.”
Al leer esta frase que antecede, los
bienpensantes, los políticamente correctos, los progres, los tontos con máster y
los gilipollas sin graduación; los dialogantes, los blanditos, los cobardes y
los tolerantes hasta el escarnio, me llamarán de todo sin tocar baranda. Pero
lamento jorobarles el pasatiempo. La frase no es mía, sino del Corán
(2,191).
Aunque, eso si, del enemigo el
consejo.
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