Probablemente, ustedes habrán observado que los edificios de nueva construcción están coronados por una batería de paneles solares. Esto no es una concesión del constructor al ecologismo, no es un guiño al comprador sensibilizado, no es una oferta de ahorro: es una obligación desde que se aprobó hace unos años el Código Técnico de Edificación.
Pues ahora, cuando ya los edificios nuevos han incluido paneles solares, y muchos antiguos se han adaptado instalándolos para ahorrarse unos euros, viene el Gobierno con los aumentos. Concretamente, con la subida del peaje de respaldo que se pagará por generar energía en un domicilio, y que será un 27% más alto que si se opta por el consumo convencional y se abona el peaje por el uso tradicional de la red, según informa El País.
Dicho en román paladino: que si usted se produce su propia energía -pagando un buen precio por los paneles, evidentemente- tiene que pagarle a las empresas eléctricas más que si toma la corriente de la red sin más.
¿No les recuerda esto el invento de la gasolina sin plomo, mucho más barata que la normal hasta que ya todos los coches tenían que utilizarla por narices?
Nada nuevo bajo el sol, nunca mejor dicho. Hay que ayudar a los amiguetes -esos mismos que se quejan de no se qué déficit tarifario, pero cada año tienen ganancias multimillonarias-; y si encima cobramos el IVA sobre la estafa, mejor.
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