Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 28 de enero de 2012

SOBRE LOS VOLUNTARIOS DE DOÑA ANA.

Los que -lo decía ayer 20 Minutos, pág. 3 de la edición papel de Madrid- la alcaldesa de Madrid, señora Botella, pide para devolver a sociedad algo de lo que nos da la sociedad, refiriéndose a su intención de cuidar o poner en marcha instalaciones públicas -polideportivos, bibliotecas...- con voluntarios ciudadanos que hagan frente a la crisis.

A mi me parece muy bien; perfecto. Siempre y cuando algunos voluntarios que cobren sueldo de alcalde, concejal, consejero, amiguete enchufado, paguen los impuestos de los ciudadanos, para devolver a la sociedad algo de lo que la sociedad les ha dado.

O de lo que ellos le han quitado por todo el morro.

7 comentarios:

ansiadalibertad dijo...

Es lo de siempre. Ideas que no tendrían por qué ser malas hay muchas. La imaginación es una de las virtudes/cualidades cuyo desuso resulta deprimente. Pero claro, todo debería partir de esos mínimos de decencia y proporcionalidad que no se dan en general y muy especialmente no se dan en los que - mandando, dirigiendo, decidiendo y sobretodo GASTANDO - son los primeros en pedir y los únicos que no dan, aún siendo los principales receptores de los inmorales excesos.

Dile a tu familia que se apriete el cinturón comiendo garbanzos tres veces al día mientras tú te pones ciego de pata negra y tal, a ver qué te dicen.

Rafael C. Estremera dijo...

No digo que la idea sea mala. De hecho, hay infinidad de asociaciones y grupos de voluntarios para muchas cosas. Por ejemplo, de jubilados que desean mantener una actividad útil a la sociedad, y que hacen cosas y ayudan por su cuenta.

También se podría echar mano de los millones de parados, que a cambio de un "sobresueldo" ayudaran en tantas y tantas cosas.

Pero jamás se podrá -racionalmente- dejar en manos de voluntarios un servicio público. Lo primero, porque hay cosas que requieren unos conocimientos -la biblioteconomía, por ejemplo, y ya que doña Ana habla de bibliotecas, no es moco de pavo-; lo segundo, porque el voluntario puede serlo tres días seguidos, pero quizá el cuarto tenga otra cosa mejor que hacer. Y por último, porque un funcionario tiene -por definición- unas obligaciones que no se pueden echar sobre uno que pase por allí.

De todas formas, esto tampoco es nuevo. Ya hace años -cuando existía el Servicio Militar Obligatorio- se mandaba a los objetores a ese tipo de servicios, con resultados varios.

ansiadalibertad dijo...

Eso además. Los voluntariados son voluntarios, para bien y para mal. Pero yo insisto, para pedir - austeridad, sacrificio, lo que sea - primero deben empezar por ellos mismos. La sociedad española aún mantiene alta esa virtud, a pesar de todo y de todos, generosidad y solidaridad como con la cesión de órganos después de un fallecimiento nos ponen en cabeza y no por la intervención de ninguna ideología ni partido ni gobierno.

Rafael C. Estremera dijo...

Por supuesto. Para pedir sacrificios hay que empezar dando ejemplo. Y de eso hay tan poco...

27 puntos dijo...

¡Hay que ser sinverguenzas!

18 de julio dijo...

La petición es de una caradura y una desfachatez propias de un político actual, carente de espíritu de servicio y principios morales. Si los inmuebles construidos no pueden ser atendidos por falta de personal, que se vendan y se recupere parte, al menos, de la inversión, o que se arrienden para cubrir los mayores costes de propiedad posibles, hasta que las cosas mejoren.

No se puede acudir a la solidaridad de los expoliados contribuyentes y seguir derrochando dinero, por ejemplo, en obras de teatro que exhiben fotos sacrílegas contra el Cristianismo.

daniel dijo...

En España, hemos llegado a una alarmante renuncia de nuestro compromiso social, por un lado, y por otro, la falta de libertad para hacer cosas por nuestra cuenta.
Todo lo hemos delegado a las instituciones, ya sean municipales o autonómicas o lo que sea. Nos hemos convertido en un pais de "disfrutadores" crónicos, que esperan que todo nos sea solucionado por medio de la intercesión del estado-providencia.
Si les conviene nos animarán a que hagamos voluntariado, pero si no, nos lo impedirán diciendo que violamos no se qué ley, Al final, todo el mundo a su bola.

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