Los que -lo decía ayer 20 Minutos, pág. 3 de la edición papel de Madrid- la alcaldesa de Madrid, señora Botella, pide para devolver a sociedad algo de lo que nos da la sociedad, refiriéndose a su intención de cuidar o poner en marcha instalaciones públicas -polideportivos, bibliotecas...- con voluntarios ciudadanos que hagan frente a la crisis.
A mi me parece muy bien; perfecto. Siempre y cuando algunos voluntarios que cobren sueldo de alcalde, concejal, consejero, amiguete enchufado, paguen los impuestos de los ciudadanos, para devolver a la sociedad algo de lo que la sociedad les ha dado.
O de lo que ellos le han quitado por todo el morro.
7 comentarios:
Es lo de siempre. Ideas que no tendrían por qué ser malas hay muchas. La imaginación es una de las virtudes/cualidades cuyo desuso resulta deprimente. Pero claro, todo debería partir de esos mínimos de decencia y proporcionalidad que no se dan en general y muy especialmente no se dan en los que - mandando, dirigiendo, decidiendo y sobretodo GASTANDO - son los primeros en pedir y los únicos que no dan, aún siendo los principales receptores de los inmorales excesos.
Dile a tu familia que se apriete el cinturón comiendo garbanzos tres veces al día mientras tú te pones ciego de pata negra y tal, a ver qué te dicen.
No digo que la idea sea mala. De hecho, hay infinidad de asociaciones y grupos de voluntarios para muchas cosas. Por ejemplo, de jubilados que desean mantener una actividad útil a la sociedad, y que hacen cosas y ayudan por su cuenta.
También se podría echar mano de los millones de parados, que a cambio de un "sobresueldo" ayudaran en tantas y tantas cosas.
Pero jamás se podrá -racionalmente- dejar en manos de voluntarios un servicio público. Lo primero, porque hay cosas que requieren unos conocimientos -la biblioteconomía, por ejemplo, y ya que doña Ana habla de bibliotecas, no es moco de pavo-; lo segundo, porque el voluntario puede serlo tres días seguidos, pero quizá el cuarto tenga otra cosa mejor que hacer. Y por último, porque un funcionario tiene -por definición- unas obligaciones que no se pueden echar sobre uno que pase por allí.
De todas formas, esto tampoco es nuevo. Ya hace años -cuando existía el Servicio Militar Obligatorio- se mandaba a los objetores a ese tipo de servicios, con resultados varios.
Eso además. Los voluntariados son voluntarios, para bien y para mal. Pero yo insisto, para pedir - austeridad, sacrificio, lo que sea - primero deben empezar por ellos mismos. La sociedad española aún mantiene alta esa virtud, a pesar de todo y de todos, generosidad y solidaridad como con la cesión de órganos después de un fallecimiento nos ponen en cabeza y no por la intervención de ninguna ideología ni partido ni gobierno.
Por supuesto. Para pedir sacrificios hay que empezar dando ejemplo. Y de eso hay tan poco...
¡Hay que ser sinverguenzas!
La petición es de una caradura y una desfachatez propias de un político actual, carente de espíritu de servicio y principios morales. Si los inmuebles construidos no pueden ser atendidos por falta de personal, que se vendan y se recupere parte, al menos, de la inversión, o que se arrienden para cubrir los mayores costes de propiedad posibles, hasta que las cosas mejoren.
No se puede acudir a la solidaridad de los expoliados contribuyentes y seguir derrochando dinero, por ejemplo, en obras de teatro que exhiben fotos sacrílegas contra el Cristianismo.
En España, hemos llegado a una alarmante renuncia de nuestro compromiso social, por un lado, y por otro, la falta de libertad para hacer cosas por nuestra cuenta.
Todo lo hemos delegado a las instituciones, ya sean municipales o autonómicas o lo que sea. Nos hemos convertido en un pais de "disfrutadores" crónicos, que esperan que todo nos sea solucionado por medio de la intercesión del estado-providencia.
Si les conviene nos animarán a que hagamos voluntariado, pero si no, nos lo impedirán diciendo que violamos no se qué ley, Al final, todo el mundo a su bola.
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