Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 25 de septiembre de 2012

SOBRE LA IGNORANCIA DE CHAVES.

Don Manuel Chaves, ex presidente de la Junta de Andalucía, no vayamos a confundir con el simpático venezolano, también socialista o cosa así, al que el Libertador Simón Bolívar patearía las gónadas hasta desgastarse las botas si levantara la cabeza. O, por lo menos, un pie.

Don Manuel Chaves, socialista, señorito andaluz de la peor especie que mientras homenajeaba a la Duquesa de Alba -la mayor terrateniente de España- mandaba majar a palos a los braceros que protestaban por el desaguisado; dictador del cortijo andaluz del PSOE, ha declarado que -dice El Mundo- se enteró del asuntillo de los EREs falsos por la prensa.

Don Manuel Chaves debe haberse fosilizado, quedándose anclado en la gloriosa época en que su amo González también se enteraba del tema de los GAL por la prensa. ¡Maldita prensa, qué sustos nos da!, parece ser la máxima de cabecera de los chanchulleros socialistas.

Por otra parte, don Manuel Chaves ha afirmado "sentir dolor ante el escándalo," que achaca a los intereses de partidos políticos que quieren utilizar el asunto electoralmente. O sea, don Manuel, que a usted lo que le preocupa no es estar rodeado de chorizos, sino que se sepa. Eso es lo que le duele: que lo hayan descubierto.

Pues imagínese qué dolor iba a sentir si, para justicia y escarmiento, le diesen una patada en sus atributos por cada euro robado.

¡Me pido primer!.

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