Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 8 de marzo de 2011

SOBRE LA MEJORIA DE DOÑA ESPERANZA.

Doña Esperanza Aguirre ha declarado a la prensa que está mejorando mucho.
Me alegro de su mejoría, en la misma medida que me alegraré de que don Alfredo Pérez RuGALcaba lo haga en breve.
Y me alegro mucho más de que ninguno de los dos haya tenido que esperar una ambulancia para traslado programado a consulta que llegue dos horas y media tarde, con la consiguiente pérdida de la cita (10 enero); de que no se hayan quedado -para la nueva cita, un mes más tarde (7 de febrero)- esperando a una ambulancia que no llegará.
Incluso me alegro de que, seguramente, para el retorno al domicilio cuando por fin, a la tercera (7 de marzo), se consigue ir, no hayan tenido que esperar dos horas y media para que al final llegue una ambulancia pero sin ayudante para mover al paciente, anciana de 92 años con movilidad muy reducida.
Me alegro por los dos personajes citados todo lo que se pueden imaginar, dicho lo dicho.

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