Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 21 de diciembre de 2011

SOBRE GASTOS SUNTUARIOS.

Según cuenta El Mundo, "las españolas con prótesis de mama PIP piden que Sanidad asuma los gastos de su retirada", dado que "ahora que se ha descubierto que los implantes de la marca Poly implants prothèses (PIP) son un fraude (incluían una silicona diferente a la declarada) y presentan un mayor riesgo de rotura".

Uno comprende que es casos de necesidad médica (mastectomía) se recurra a los implantes. Y si tal fuera el caso, comprendería la queja y la petición.

Uno no comprende la manía de plastificarse, siliconarse y recauchutarse, y en estos casos piensa que cada uno se pague y se arregle sus extras de lujo y de -en mi modesta opinión- mal gusto.

En cualquier caso, no comprendo cómo estas señoras recauchutadas por moda, no por necesidad, pretenden que yo les pague sus siliconas. Cuando la Seguridad Social va a cobrarme dentro de poco por cada visita al médico, por cada receta de medicinas necesarias; cuando la Seguridad Social no quiere saber nada de mis prótesis oculares (o sea, gafas), el que determinadas señoritas, señoras, señoros pretendan que yo les sufrague los malos resultados de sus ubres postizas, ¿no es una desfachatez?

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