Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 22 de julio de 2011

SOBRE LAS COMPARACIONES ODIOSAS.

Que de tal ha calificado el candidato Alfredo la que se realiza entre los casos Gürtel y Faisán.

Y, desde luego, con razón. Porque, aunque la corrupción es uno de los más repugnantes delitos en un político, la colaboración con el terrorismo desde el Gobierno es un crimen de Estado, merecedor -en cualquier país civilizado- de la horca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si de verdad se persiguiera a los políticos por delinquir, las cárceles españolas serían la nueva ubicación del Congreso.

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