Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 7 de enero de 2011

NO SON TAN MAGOS. (Por Eloy R. Mirayo).

Aquí les dejo con una interesante reflexión de mi camarada Eloy, a quien desde ahora podrán seguir -y así lo recomiendo- en su propio blog, con la misma cabecera -Desde mi trinchera- que en su día tuvo en la revista EJE, y cuyo enlace encontrarán también en la columna lateral.
¡Los reyes magos no existen o no son tan magos como se dice! Y espero que nadie me corrija.
¿Por qué pongo en duda esta tradición bi-milenaria? Sencilla se me pone la respuesta: este servidor lleva siete años pidiendo a “los reyes magos” que se lleven para Oriente al presidente Rodríguez y sus intelectualmente incompetentes marionetas socialistas, y no me han dado esa alegría, a pesar, si existieran deberían de saberlo, por magos, que me haría, mejor dicho, nos daría a la mayoría de los españoles, el mejor de los regalos. Esperaré, que junto al premio gordo de la lotería de Navidad o la del niño, me lo conceda el año próximo.
La visita que el señor Li Keqiang a nuestra patria de la que “el Memo monclovita” esperaba, además de la “foto” para la colección, que la amarilla mano, del impolutamente vestido y calzado comunista, le prometiera una buena cantidad de millones de euros, invertidos en nuestra moribunda industria, que le valiera para transformar el fracaso en triunfo, de cara a su electorado ovejuno, de su desastrosa gestión de la crisis.
Pero el chino, que no es tonto, tendrá un informe detallado de la industria española (refrendado por los chinos de “todo a cien” y por los de los restaurantes) y, parece ser que ha decidido soltar únicamente los 5.550 prometidos desde el mes de octubre pasado. Eso sí, le ha asegurado al “Memo monclovita”, que seguirá comprando deuda española.
Yo, si se me sacan del T.B.O, y me hablan de otra materia, me pierdo. Pero, en mí escasito entendimiento llego a entender que si China, República Democrática (tiene gracia la denominación), tiene comprada, posiblemente la mayor parte de la deuda europea, y en su banco nacional hay casi más dólares que en el Banco de la Reserva Federal USA; prácticamente todo el mundo desarrollado, incluyendo los Estados Unidos, nos vamos a ver obligados a trabajar para los chinos, hasta que se nos pongan los ojos oblicuos y los pelos lacios como ellos ¿nos veremos obligados los españoles, los demás no me importan, a trabajar en estrechos cuchitriles hacinados como las sardinas en lata, hasta que satisfagamos la deuda?. Dios, con menos motivos, rescató a los judíos de la esclavitud.
Aquí, a esta lamentable situación hemos llegado por “culpa” del Caudillo. Nunca debió, con los antecedentes familiares, dejar a un Borbón la responsabilidad de la Jefatura del Estado. España se merecía a alguien que la supiera defender en todo momento, de todos, incluyendo los españoles. De los que lo son, y de los que siendo, no lo quieren ser.
Ser Jefe del Estado es más que regatear en la bahía de Palma, esquiar en Baqueira y hacer de recadero de unos políticos indecentes.

3 comentarios:

eloy r mirayo dijo...

Ahora toca arreglar todo lo que ha dejado que se descompusiera durante los últimos seis años largos. Ahora, con la espada flamígera de los amos del Mercado Común sobre la cerviz, a toda prisa y pisando la cristalería de Bohemia (las pensiones y el retraso en la edad de la jubilación), en vez de atacar al meollo. ¿Qué cuál es el meollo? ¡Diáfano! No es que la cosa esté más o menos nebulosa, no. La gran solución está ahí; ante sus mismísimas narices: las autonomías y los ayuntamientos. Diecisiete Comunidades Autónomas, alguna, territorialmente, no más grande que algunos pueblos. ¿Es qué no se podrían reducir a cuatro, o como una exageración, a cinco? Ayuntamientos, aquí sí que hay “tela” que cortar: ocho mil ciento ocho municipios, trotando a sus anchas por las ciudades y campos de nuestra Patria, recalificando tierras a “gogó” de secano riguroso, (que se lo pregunten al Pocero), prevaricando, malversando y, por supuesto, haciéndose millonarios los desvergonzados ediles, en quien los ciudadanos pusieron su confianza. Ah ¿qué no son todos? Pues… sálvese quien pueda. Ocho mil ciento ocho municipios, son una barbaridad. Toda la municipalidad de España, con algo más de dos mil, se podría realizar sin menoscabo de los servicios lógicos que los ayuntamientos tienen la obligación gestionar: limpieza, alumbrado, alcantarillado, etc. para cosas más importantes están los ministerios de la Nación, o las conserjerías de las Comunidades Autónomas. Con estas medidas, posiblemente, empezaríamos a reducir la deuda externa que nos está ahogando, y aun, quedaría dinero suficiente para ayudar a la maltrecha industria nacional, con créditos cómodos, que sirvieran para relanzarla. Y todavía se podría hacer más ahorro: en España, el Senado se compone de doscientos sesenta y cuatro senadores. Y el Congreso lo componen trescientos cincuenta diputados. ¿A qué vosotros y yo, camaradas, sabemos que con la mitad, o menos, se podría llevar a cabo la misma labor? Y otro chorreón de euros que nos podríamos ahorrar.
¡Claro, hombre, claro! Lo sé, lo sé. Ya sé yo que este sistema es así. Y que por ser así, nos ha traído la desgracia, por qué no puede ser de otra manera. Este sistema lo han creado los ignorantes, los vagos, los trilero, los bandoleros, los amigos de lo ajeno, las putas, sus hijos, los incapaces, los resentidos, los envidiosos, etc., etc., etc… viendo el género que tenemos ¿de qué otra forma podría ser?

Posdata: si algún camarada o no, quiere polemizar (siempre con el mayor respeto, por ambos lados), gustosamente me pongo a su disposición.
Por
Eloy R. Mirayo

eloy dijo...

Rafael ¿lo sigo mandado así? es que no se puede hacer desde mi ordenador de otra forma.
me ha encantado como has montado mi espacio en tú blog ¡Gracias!

un abrazo

Rafael C. Estremera dijo...

Gracias a ti, Eloy, por acompañarme en estos líos.

Sigue enviándolo así, si quieres, o ponlo en las entradas de tu página, como prefieras.

Un abrazo.

Publicidad: