Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 14 de diciembre de 2010

SOBRE LOS ANIMALES IGUALES.

Y tenga usted en cuenta, señor fiscal, señor juez, que no lo digo yo; que son ellos los que dicen que son iguales que animales, y se agrupan bajo tan equitativo nombre -Igualdad Animal- para exigir que respetemos a los animales sin utilizarlos para la alimentación, vestimenta u otros ámbitos de nuestra vida, según cuenta Público que pedían en la Puerta del Sol el pasado día 11, acompañados de cadáveres de diversos animales recogidos en contenedores de granjas.
Espero, señor fiscal, señor juez, que tome nota de la sustracción de cadáveres de los depósitos higiénicos legalmente establecidos en las granjas, y del peligro sanitario que esto supone, amén de una posible patología necrófila.
Igualmente espero, señor fiscal, señor juez, que abra usted diligencias para ver si hay delito de discriminación en la actuación de estos iguanimales con respecto a las plantas, que también tienen la capacidad de sentir y tienen intereses propios que merecen el mismo respeto que acordamos entre humanos, que es su propuesta animalista, con manifiesto desprecio al reino vegetal.
Por último, señor fiscal, señor juez, no espero -no lo espero en absoluto- que averigüe si los iguanimales han cometido un delito de racismo al no preocuparse -discriminándolos, por tanto- de los seres humanos asesinados en peores condiciones de las que pueda sufrir cualquier animal.
Si, efectivamente, me refiero una vez más, a los niños abortados. Pero ya se, señor fiscal, señor juez, que asesinar niños en el vientre de su madre no es delito.
Echarle un muslito de pollo a la paella, por lo visto, sí lo será un día de estos.

¡Qué hijoputas!

No hay comentarios:

Publicidad: