Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 9 de diciembre de 2010

SOBRE COMO SE ESCRIBE LA HISTORIA.

En cosa de un par de semanas, he recibido por dos sitios absolutamente diferentes un correo electrónico con imágenes, se supone que demostrativas, del horrible machismo imperante en la época de Franco, y de la esclavitud la mujer en tales momentos.
Las adjunto para que se hagan una idea. Como siempre que incluyo imágenes que debo reducir para que quepan en el diseño de la página -reminiscencia de mi época de publicaciones en papel-, pueden pulsar sobre ellas para verlas a tamaño original.


Prueba irrefutable de que en los años cincuenta del pasado siglo la mujer estaba sometida al hombre, de que Franco esclavizaba a las féminas, de que el fascismo las consideraba meros objetos, ¿verdad?. Prueba igualmente irrefutable de lo atrasadísima que estaba España, en contra de la modernidad del resto del mundo ¿no es eso?
Vale; pués ahora tengan la bondad de echar un vistazo a la siguiente imagen. Imagen que demuestra -a poco que se entiendan cuatro palabras en inglés- cómo ese aberrante trato del franquismo a la mujer, no era sino mera copia de lo que estaba en boga en la gran democracia yanqui, orígen de buena parte de los plagios hispanos, y así nos va. Pulsen sobre la imagen si quieren verla a tamaño real.


El problema es que en España siempre hay -fundamentalmente entre las clases altas, los afrancesados de cada época, y las medias con ínfulas- los suficientes snob para recibir con los brazos abiertos todo lo que venga del extranjero, sea lo que sea. Y bien está recibir con alborozo la máquina de vapor, o el aeroplano, o el teléfono; pero hay cosas que son pura chabacanería y se elogian como el no va más, lo que nos sitúa como el estercolero de la mediocridad.
Cualquier editor avispado -no veo pie de imprenta indicativo, pero en la útima página se lee un "extra" que indica claramente una publicación periódica- pensaría que tenía clientela para aquellos consejos a la buena esposa que venían de USA, tan progresista. Y ahora, cualquier necio -etimológicamente hablando, no se me sulfuren los bienhablados- lo descubre en un desván, y lo saca como prueba de lo retrógrado que era el franquismo, cuando lo cierto es que las cosas eran así en todas partes.


1 comentario:

Anónimo dijo...

A las mujeres se las considera objetos ahora, que solo se las valora por su cuerpo. Y los que más, los progresistas.

Publicidad: