Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 4 de noviembre de 2010

SOBRE LIBERTADES CONSTITUCIONALES.

Se exalta el periodicucho digital -e infrarrojo, pero decirlo es redundancia- denominado El Plural -que tiene su guasa- exclamando que "Neofascistas se apoderan de las pizarras de la Complutense".
Ahí es nada. Sólo ver el titular, se me han alegrado las pajarillas imaginando el asalto, armados de tiza y borradores, -acaso con las cerbatanas de plástico y proyectiles de papel con que los niños de mi época guerreábamos en los recreos y en los descuidos de los profes- saltando sobre mesas y pupitres, tomando prisionero al catedrático... y me ha dado mucha rabia que no me invitaran a participar en la escaramuza universitaria, indeciblemente más divertida -por las trazas- que los tostones marxistizantes que sufrí en mis tiempos.
Pero era demasiado bonito para ser verdad, y de lo que se trata -una vez descontada la desaforada imaginación de ese Plural de pensamiento único- es de que mi camarada Juan Antonio Aguilar -al que tuve la fortuna de conocer un día frente a la emisora de Radio Intecontinental-, junto a otras personas que tienen su derecho constitucional a pensar lo que prefieran, ha impartido un curso en la Facultad de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.
Tamaño desafuero contraría profundamente al monolítico Plural. ¡Qué horror! Unos peligrosísimos "ultras" utilizando la palabra en la Universidad, razonando sus ideas y explicando su pensamiento de acuerdo con la libertad de cátedra, en lugar de insultar, abuchear, incordiar, acosar, impedir que los demás hablen expeliendo berridos ultraizquierdistas e infrarrojos, que es lo que a ese Plural de rojez única le gusta en la Universidad, según lo bien que se lo pasa cuando -por ejemplo- llaman asesina a doña Rosa Díez.
Para completar el desaguisado, este singular Plural tilda a Juan Antonio Aguilar de ser "antisionista convencido". Curiosa acusación, cuando casi toda la prensa española -y la roja en su totalidad- hace gala de una furibunda inquina hacia Israel. Aclaremos -que de justicia es dar a cada cual lo suyo- que la información de ese rojiplural toma la información -y la manipulación- de Interviú, esa revista que todo el que la compra lo hace fundamentalmente por sus interesantes artículos, como ya es sabido. Y eso puede explicar cierta obnubilación en algunos plurales.
Por otra parte, toda la prensa se ha hecho eco también estos días de la orden de ingreso en prisión de Pedro Varela, editor, librero y dueño de la Librería Europa, peligrosísimo individuo que a nadie obliga, pero permite a quien quiera conocer un pensamiento distinto del único y obligatorio en esta memocracia, que se define por perseguir por Ley a los derrotados de la GMII, pero olvida los genocidios de los vencedores. Porque también los estadounidenses -además de Hiroshima y Nagasaki y Dresde-, tuvieron sus campos de exterminio.
Dice mi camarada Speer que en su casa tiene -y hasta ha leído, cosa que a la prensa rojiprogre le parecerá increíble-, algunos libros sobre esos temas no políticamente santos. Por mi parte -y para hacerle compañía, si el delito de leer libros da con nuestros respectivas osamentas en la cárcel- confieso que también he leído Mi lucha -y no sólo una vez-; he leído Almas ardiendo -de León Degrelle, aclaro para plurales-; he leído a Spengler y a Toynbee. Y, ni que decir tiene, he leído cuanto he podido sobre la División Azul: Fernando Vadillo, Tomás Salvador, Ángel Ruíz Ayúcar, Antonio Hernández Navarro, Saint-Loup... Y he leído una auténtica joya, La guerra desconocida, de Otto Skorzeny. Y todo ello no me impide ser defensor del Estado de Israel, que nos va salvando, de momento, de las peores bofetadas islámicas.
En resumen, que parece que los rojos, rojillos, rojetes e infrarrojos están contra la censura de las ideas, salvo si pueden ser ellos los censores; están contra la intolerancia, salvo cuando son ellos los que no toleran; están contra la prohibición de libros, excepto cuando los prohibidores son ellos; y están a favor de la libertad de pensamiento, siempre que se piense como ellos; a favor de la libertad de cátedra exclusivamente para los tonos progres; a favor de la libertad de expresión para sí mismos y nadie más.
¡Y luego dirán de la Inquisición!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La eztrema izquierda campa a sus anchas por la Complutense, se quejan por quejarse...¡no hay más que ver la que montaron cuando fue Garzón!.

eloy r mirayo dijo...

El criminal siempre vuelve al lugar del crimen:
Este es un axioma que raramente no curre. El criminal, se siente tan orgulloso de su acción, que, por lo general, siempre trata de hacer posible su identificación. Algunos, por seguridad, dilatan hacerse visibles; otros, con mayor prisa para hacerse famosos, aun escondiéndose cuidadosamente, tratan de poner su “foto” en los lugares más frecuentados. Unos más discretos, otros más notorios, todos, buscan su popularidad. Es un pensamiento primario: si soy capaz de semejante hazaña ¿Cómo voy a permitir que su ejecutor pase inadvertido?
Según algunos políticos y según algunos periodistas, yo no iré más lejos que ellos, el ciudadano Felipe González Márquez, con sus recientes declaraciones sobre el contencioso, ETA- GAL, se ha retratado como la “X” que estaba al frente de la guerra sucia que, a partir de octubre de 1983 y hasta julio de 1987, libro el gobierno socialista, en contra del terrorismo separatista que, buena parte de la sociedad vasca, creo, protegió y alimentó, como fuerza de choque para lograr sus sueños pueblerinos.
Yo (les aseguro que no me distingo por mi inteligencia) y la práctica totalidad de los españoles de buena fe, teníamos por seguro que conocíamos la cara de la persona que encabezaba aquella partida de asesinos. Solamente la entente de los partidos políticos y la Justicia, privaron a los españoles, ver entre rejas al verdadero culpable de aquellos crímenes. A cambio, agitaron a unos cuantos tontos útiles, entre ellos, Barrionuevo y Vera (dos traidores a la Falange). No deja de tener gracia que quienes apoyaron en 1978 la abolición de la pena de muerte, fueran capaces de crear una partida de asesinos, tan cobardes, como los asesinos de ETA.
El criminal siempre vuelve al lugar del crimen:
Desde la fecha del último asesinato han transcurrido veintitrés años. Ha tardado mucho en mostrar su satisfacción el ciudadano González. ¡Cuánto le habrá costado esperar tanto tiempo, teniendo en cuenta lo fatuo que es! Si es cierto lo que tanta gente principal dicen, que es la “X”, habría que decirle, yo le digo, que junto a veintitrés asesinos etarras, también fueron asesinados por error, cuatro personas y nueve heridas, entre ellas dos niñas, que nada tenían que ver con los asesinos de ambos lados.
En septiembre de 1975, a menos de un mes de la muerte del Generalísimo Franco, fueron ajusticiados, con conocimiento general, José Humberto Baena; José Luis Sánchez Bravo; Ramón García Sanz; Juan Paredes Momt y Ángel Otaegui. Desde 1983 hasta 1987, fueron arteramente asesinados, por una partida de asesinos salidos de la cloaca del Ministerio del Interior de España, en manos del partido socialista, veintitrés terroristas y cuatro inocentes (el número de asesinatos podrían ser más). ¿Es posible que no vean la diferencia?
Por Eloy R Mirayo

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