Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 12 de septiembre de 2010

SOBRE EL ARRESTO DEL GENERAL PIÑAR.

El que ha confirmado el Tribunal Supremo, de 30 días, por -dice La Gaceta- haber escrito en 2008 a los miembros del Consejo Superior del Ejército, afirmando que los miembros de ese órgano --integrado por la cúpula del Ejército-- de haber logrado una institución "ciega, sorda, muda (...) sumisa y desvertebrada" por aplicar "la política del avestruz".
Y añadía que la cúpula militar silenciaba con su actitud "el amor a España, nuestra historia, la bandera, el reconocimiento a nuestros héroes (...) en discursos excesivamente acomodaticios"
De todo lo cual, se deduce que un militar -aunque sea en la reserva- no puede decir esas cosas ni siquiera en privado. Y de todo lo cual, deduzco que, como a mí no me es de aplicación el regimen disciplinario de las fuerzas armadas, es el momento de afirmar que suscribo lo dicho por el General Piñar, y de recordar aquello de las plumas blancas.
Porque es evidente que en la actualidad, lo que no es aplicable es aquél par de versos (la milicia no es mas que una / religión de hombres honrados) del soldado poeta Pedro Calderón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo apoyo las palabras del general Piñar.

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