De la que informa Público, siempre tan atento a la Iglesia Católica.
Es lo que tienen estos laicos profesionales, que como lo suyo no es aconfesionalidad, sino anticlericalismo, siempre andan pendientes de lo que pueda hacer o decir la Iglesia -incluso más que los propios católicos- para ponerse a la contra.
Si Su Santidad decidiera mañana vender todas las catedrales, obras de arte sacro, ornamentos litúrgicos, los laicos pondrían sus titulares en las nubes quejándose de la pérdida del patrimonio artístico, aunque lleven décadas criticando que se restaure algo de ello con fondos públicos. Si Su Santidad decidiera dedicar el producto de esa venta a mantener al millón y medio de parados que ya no perciben ningún subsidio, y a los cientos de miles que reciben una miseria con la que es imposible subsistir, los laicos acusarían a la Iglesia por manirrota. Si Su Santidad aboliese el Sacramento del Matrimonio y recomendase la libre y promiscua coyunda, los laicos clamarían por el matrimonio eclesiástico, la monogamia acendrada y la castidad acérrima. Si Su Santidad animase al aborto, los laicos lo prohibirían terminantemente, recurriendo no sólo a los muchos y muy buenos argumentos científicos existentes, sino a los morales, que tampoco son mancos. En fin, si Su Santidad recomendase la homosexualidad, los laicos correrían a pedradas a Zerolo.
Entre paréntesis: me pregunto si acaso no debería Su Santidad declarar todo esto, tal vez el próximo 28 de Diciembre, para conseguir una inmediata recristianización universal. Fin del paréntesis.
Pero a lo que iba, que estos laicos de guardarropía dan mucho juego para el desjarretamiento de risa, y me disparo y me voy de caña. Y a lo que iba es a que -ahora que el Vaticano ha decidido crear una Provincia eclesiástica vasca, a Público le molesta y le busca las vueltas, quejándose de que lo hace cuando ha colocado obispos no nacionalistas, obedientes y ortodoxos al cien por cien. ¡Hombre, si les parece va a nombrar a Arzallus.!
También le parece mal a Público que esa provincia eclesiástica no se crease antes, cuando la pedía el señor Setién, que fue un prelado abiertamente nacionalista y sus posiciones sobre la violencia en Euskadi fueron blanco de duras críticas por parte de la derecha mediática.
A la derecha mediática no se; pero para cualquier español -católico o no- el señor Setién tenía que haber acabado -en aras de la no confesionalidad del Estado, precisamente- ante la Audiencia Nacional, por colaboración con banda armada y apología del terrorismo. Para los que, además de españoles, somos católicos, el señor Setién tendría que haber sido destituído y probablemente excomulgado, como piedra de escándalo.
Y se asombra Público de que -según, dice, fuentes vaticanas- la "erección" (sic) de la Provincia Eclesiástica Vasca cuya diócesis metropolitana sería Pamplona es ahora considerada por Roma una demanda "justa desde el punto de vista pastoral", puesto que desde hace tres décadas las cuatro diócesis sobre todo en los territorios vascoparlantes llevan realizando acciones conjuntas.
Cuando tanta gracia les hace la palabra erección debe ser porque en su parquedad intelectual no llegan a saber buscar en el diccionario dicha palabra ni el verbo erigir, del que proviene. O que se pasan la vida pensando en el otro sentido, y la sangre no les llega al cerebro, y pasa lo que pasa: que piensan con... bueno, ya ustedes se imaginan, y no se enteran de que más allá de sus gónadas hay mucho mundo.
Sin embargo, en ese párrafo entrecomillado que precede está la clave: en las acciones conjuntas de los territorios vascoparlantes y en la inclusión de Navarra.
Ignoro si la Santa Sede considera que ya no existe el peligro por el que Juan Pablo II siempre se negó rotundamente a la erección -mírate el diccionario, becario de Público- de la Provincia Eclesiástica Vasca. Ignoro si confía tanto en los Obispos nombrados para esas Diócesis como para creer que extirparán el separatismo -terrorismo, en ocasiones no muy numerosas, pero sí significativas- del clero. Ignoro si desconoce que el terrorismo etarra nació en las sacristías baskas -no vascas, ya saben-, y si desconoce que la anexión de Navarra es una de las metas separatistas.
Supongo que nada de eso es desconocido en la Santa Sede, y que el Vaticano sabrá lo que hace y el por qué. Sin embargo, a mí -católico de filas y un tanto alejado de la jerarquía precisamente por cosas como esta- no me hace ninguna gracia esta coincidencia de lo eclesiástico con lo político-separatista.
Es lo que tienen estos laicos profesionales, que como lo suyo no es aconfesionalidad, sino anticlericalismo, siempre andan pendientes de lo que pueda hacer o decir la Iglesia -incluso más que los propios católicos- para ponerse a la contra.
Si Su Santidad decidiera mañana vender todas las catedrales, obras de arte sacro, ornamentos litúrgicos, los laicos pondrían sus titulares en las nubes quejándose de la pérdida del patrimonio artístico, aunque lleven décadas criticando que se restaure algo de ello con fondos públicos. Si Su Santidad decidiera dedicar el producto de esa venta a mantener al millón y medio de parados que ya no perciben ningún subsidio, y a los cientos de miles que reciben una miseria con la que es imposible subsistir, los laicos acusarían a la Iglesia por manirrota. Si Su Santidad aboliese el Sacramento del Matrimonio y recomendase la libre y promiscua coyunda, los laicos clamarían por el matrimonio eclesiástico, la monogamia acendrada y la castidad acérrima. Si Su Santidad animase al aborto, los laicos lo prohibirían terminantemente, recurriendo no sólo a los muchos y muy buenos argumentos científicos existentes, sino a los morales, que tampoco son mancos. En fin, si Su Santidad recomendase la homosexualidad, los laicos correrían a pedradas a Zerolo.
Entre paréntesis: me pregunto si acaso no debería Su Santidad declarar todo esto, tal vez el próximo 28 de Diciembre, para conseguir una inmediata recristianización universal. Fin del paréntesis.
Pero a lo que iba, que estos laicos de guardarropía dan mucho juego para el desjarretamiento de risa, y me disparo y me voy de caña. Y a lo que iba es a que -ahora que el Vaticano ha decidido crear una Provincia eclesiástica vasca, a Público le molesta y le busca las vueltas, quejándose de que lo hace cuando ha colocado obispos no nacionalistas, obedientes y ortodoxos al cien por cien. ¡Hombre, si les parece va a nombrar a Arzallus.!
También le parece mal a Público que esa provincia eclesiástica no se crease antes, cuando la pedía el señor Setién, que fue un prelado abiertamente nacionalista y sus posiciones sobre la violencia en Euskadi fueron blanco de duras críticas por parte de la derecha mediática.
A la derecha mediática no se; pero para cualquier español -católico o no- el señor Setién tenía que haber acabado -en aras de la no confesionalidad del Estado, precisamente- ante la Audiencia Nacional, por colaboración con banda armada y apología del terrorismo. Para los que, además de españoles, somos católicos, el señor Setién tendría que haber sido destituído y probablemente excomulgado, como piedra de escándalo.
Y se asombra Público de que -según, dice, fuentes vaticanas- la "erección" (sic) de la Provincia Eclesiástica Vasca cuya diócesis metropolitana sería Pamplona es ahora considerada por Roma una demanda "justa desde el punto de vista pastoral", puesto que desde hace tres décadas las cuatro diócesis sobre todo en los territorios vascoparlantes llevan realizando acciones conjuntas.
Cuando tanta gracia les hace la palabra erección debe ser porque en su parquedad intelectual no llegan a saber buscar en el diccionario dicha palabra ni el verbo erigir, del que proviene. O que se pasan la vida pensando en el otro sentido, y la sangre no les llega al cerebro, y pasa lo que pasa: que piensan con... bueno, ya ustedes se imaginan, y no se enteran de que más allá de sus gónadas hay mucho mundo.
Sin embargo, en ese párrafo entrecomillado que precede está la clave: en las acciones conjuntas de los territorios vascoparlantes y en la inclusión de Navarra.
Ignoro si la Santa Sede considera que ya no existe el peligro por el que Juan Pablo II siempre se negó rotundamente a la erección -mírate el diccionario, becario de Público- de la Provincia Eclesiástica Vasca. Ignoro si confía tanto en los Obispos nombrados para esas Diócesis como para creer que extirparán el separatismo -terrorismo, en ocasiones no muy numerosas, pero sí significativas- del clero. Ignoro si desconoce que el terrorismo etarra nació en las sacristías baskas -no vascas, ya saben-, y si desconoce que la anexión de Navarra es una de las metas separatistas.
Supongo que nada de eso es desconocido en la Santa Sede, y que el Vaticano sabrá lo que hace y el por qué. Sin embargo, a mí -católico de filas y un tanto alejado de la jerarquía precisamente por cosas como esta- no me hace ninguna gracia esta coincidencia de lo eclesiástico con lo político-separatista.
3 comentarios:
¡Perdoooonaaaa a tu Puuuebloooo Seeeñooor!
(música gemebunda de chistu y tamboril y me temo que pronto tengamos Cónclave de Obispos de la Iglesia Nacional Vasca, Cantando hossannas y aleluyas en "Euskera" y preparando el Nuevo Cisma... Lo siento amigo Rafael, pero en el fondo es serio y triste.
un saludo.
Simplemente EXCELENTE
Yo no sé quién venció en la Guerra Civil, para eso está la Desmemoria Histérica para confundir. Pero grave es que se hayan dado cerca de 6 millones de euros para seguir esquilmando el Presupuesto con sandeces:
5 millones de euros tirados a la basura
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