Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 10 de agosto de 2010

SOBRE LA PACIENCIA DE BLANCO.

Que dice -comenta La Gaceta- que se le está acabado con los controladores aéreos.
Bueno, don José, si su paciencia terminal es como la de don Miguél Sebastián, que hace año y medio afirmaba lo mismo acerca de los bancos, y luego mire usted como anda la cosa, los controladores estarán bien tranquilos.

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