Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 28 de julio de 2010

SOBRE EL COMUNICADO PROMETIDO.

Aquél que me comprometí a hacer acerca del desarrollo del diálogo con un sindicalista desconocido, sobre el tema de la huelga de Metro de Madrid y la anterior de funcionarios.
El caso es que, a mi pregunta sobre qué es el que, siéndole bajado el sueldo por el Gobierno, no hace huelga contra el Gobierno, aún no ha habido respuesta.
Esto podría significar que aún sigue en profunda introspección, preguntándose de donde vino, a donde va, a qué huelen las nubes y qué será eso de trabajar. Pero más bien creo que no es el caso.
El caso debe ser que desde hace varias semanas el sindicalista de marras no ha pisado el tajo, o bien que el escribano era sindicalista -o tontolaba sin graduación- foráneo al centro de trabajo, que vino a ladrar sin saber de qué iba la guerra.
Total, amigo Apañó, que acertaste un pleno al decir que no me iba a durar nada la distracción.

No hay comentarios:

Publicidad: