Aunque para la zapaterez y la pijoprogresía parece que jamás en la Historia del mundo ha habido más golpe de Estado que el de -dicen ellos- Franco, la verdad es que, como haber, ha habido muchos.
Por cierto, que ni el golpe de Estado fue de Franco -a la sazón uno más entre los Generales-, que ni siquiera participó demasiado activamente en la preparación hasta muy última hora, ni fue un golpe militar. Fue una sublevación popular, apoyada por algunas unidades del Ejército y con militares en los lugares más llamativos, como no podía ser menos una vez comprobado que la cosa iba para largo y que iba a haber muchos tiros.
Pero antes de aquellos tiros del 18 de Julio hubo también muchos tiros. No sólo en aquella primavera sangrienta del 36, sino dos años antes. Porque tal día como hoy -6 de Octubre- de 1934, ocurrieron en España dos golpes de Estado.
Dos golpes de Estado -el uno separatista, el otro socialista- coincidentes y aún concurrentes. Por un lado el golpe de Estado de la Generalidad de Cataluña, proclamando la independencia del Estat Catalá; por otro, el de los socialistas -que tiempo atrás habían avisado su intención de echarse a la calle si entraba en el Gobierno el partido que había ganado las elecciones, la CEDA- en Asturias.
Todos los historiadores serios indican esta fecha -conocida como revolución de Asturias con patente olvido de la intentona separatista catalana-, como inicio de la Guerra Civil. Pero, independientemente de ello el hecho incontestable es que tanto el separatismo como el socialismo dieron el primer paso en el camino del golpe de Estado.
El golpe de Estado separatista fue, como acostumbran, una mamarrachada, que en breves horas fue superado incluso por un Gobierno débil y cobarde y un General -Batet- digno antecesor de los tiralevitas y portabolsos blanquiemplumados de hogaño.
El golpe de Estado socialista tuvo también las características que definen la marca de la casa. Fue sanguinario, cruel, ladrón, saqueador y asesino, y el Gobierno supo por unas horas sobreponerse a su debilidad y cobardía y -por medio del Ministro de la Guerra democráticamente nombrado- llamar a las tropas mejor preparadas -la Legión- y al General mejor dotado -Franco- para devolver a la República la legitimidad de las urnas frente al golpe de Estado violento y sanguinario.
Por cierto que, en la lucha contra el golpe de Estado socialista, se distinguió el capitán Rodríguez Lozano, abuelo del nietísimo que ya lleva otros dos o tres golpes de Estado desde La Moncloa.
2 comentarios:
Es curioso oirles hablar, el golpe delñ 34 no fue contra la democracia ni un gobierno legitimo, mientras que el de Franco si...No hay quien les entienda.
Lo definía muy bien Longanessi: "no tienen ideas, sino antipatías"
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