Apasionante ejercicio de dimes y diretes que se traen PP y PSOE a cuenta de los aviones militares para uso del partido.
El tema, en sí, no tiene maldita la gracia. Es un ejemplo claro de totalitarismo -de totalitarismo marxista, quede claro- en el que el Estado se confunde con el Partido.
Lo que si tiene gracia -aunque como las avispas, ya saben- es que se anden amenazando unos y otros; que si Rodríguez usa un avión militar para sus viajes de partido; que si Rajoy los utilizó en su día; que si González pide que se saque el listado de los desaguisados de unos y otros...
Y la gracia que tiene no es que unos sean más o menos corruptos que otros; la gracia es que ambos amenazan, pero ninguno tira de papeles para demostrarlo. Inequívoca señal de que todos tienen por qué callar, y ninguno está muy seguro de cual sería el resultado de las pruebas documentales.
Por eso no lo han hecho, ni lo harán, pese al aviso de Pepiño Blanco ayer mismo -Qué!, 1/6/2009, pag. 2-: porque a ninguno le interesa que los ciudadanos sepamos la verdad.
El tema, en sí, no tiene maldita la gracia. Es un ejemplo claro de totalitarismo -de totalitarismo marxista, quede claro- en el que el Estado se confunde con el Partido.
Lo que si tiene gracia -aunque como las avispas, ya saben- es que se anden amenazando unos y otros; que si Rodríguez usa un avión militar para sus viajes de partido; que si Rajoy los utilizó en su día; que si González pide que se saque el listado de los desaguisados de unos y otros...
Y la gracia que tiene no es que unos sean más o menos corruptos que otros; la gracia es que ambos amenazan, pero ninguno tira de papeles para demostrarlo. Inequívoca señal de que todos tienen por qué callar, y ninguno está muy seguro de cual sería el resultado de las pruebas documentales.
Por eso no lo han hecho, ni lo harán, pese al aviso de Pepiño Blanco ayer mismo -Qué!, 1/6/2009, pag. 2-: porque a ninguno le interesa que los ciudadanos sepamos la verdad.
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